sábado, 22 de agosto de 2020

LA LONGEVIDAD HUMANA






Durante el siglo XX se incrementaron de manera constante la esperanza de vida y la edad máxima alcanzada por los humanos, lo cual hizo pensar que la longevidad podría seguir aumentando. Sin embargo, esta tendencia se ha ralentizado en las últimas décadas y la tasa de mejora de la supervivencia disminuye rápidamente a partir de los 100 años de edad, según indica un estudio publicado en la revista Nature.
El trabajo, llevado a cabo por investigadores del Albert Einstein College of Medicine de Nueva York, asegura que el límite en la longevidad humana ya ha sido alcanzado. Desde el siglo XIX hasta hoy, la esperanza de vida media ha aumentado casi continuamente, gracias a las mejoras en la salud pública, la dieta y el medio ambiente, entre otros factores.
Por ejemplo, en promedio, los bebés estadounidenses que nacen hoy podrían vivir hasta casi los 79 años, en comparación con una esperanza de vida de solo 47 para los nacidos en el año 1900. Desde la década de 1970 la duración media de la vida también ha aumentado, pero parece que la longevidad ha tocado techo.
“Los demógrafos, al igual que los biólogos, afirmaban que no había razón para pensar que el aumento de la longevidad se frenaría pronto”, señala Jan Vijg, autor principal del estudio. “Sin embargo, nuestros datos indican de manera clara que el límite ya se alcanzó en la década de 1990”, afirma.

BASES DE DATOS DEMOGRÁFICAS

Vijg y sus colegas analizaron la información de la Base de Datos de Mortalidad Humana, que compila los datos de mortalidad y población de más de 40 países. Desde 1900, ha habido un descenso general de la mortalidad en edades avanzadas. La proporción de personas de cada cohorte (el conjunto de nacidos en un año concreto) que sobreviven después de los 70 crece con el año de nacimiento, lo que apunta hacia un aumento continuo de la esperanza de vida media.
Pero cuando los investigadores observaron las mejoras en la supervivencia desde 1900 para los mayores de 100 años, se encontraron con que alcanzan un máximo en torno a los 100 años y luego disminuyen rápidamente, independientemente del año en que las personas hayan nacido. "Este hallazgo indica un posible límite a la longevidad humana", dice el autor.
El equipo analizó también los datos de la edad máxima en el momento de la muerte. Se centraron en los registros de personas que habían vivido 110 años o más entre 1968 y 2006 en los cuatro países con el mayor número de individuos longevos (EE. UU., Francia, Japón y  Reino Unido). La edad de estos supercentenarios aumentó rápidamente entre 1970 y principios de 1990, pero alcanzó una meseta sobre 1997 –el año en que murió la francesa Jeanne Calment a los 122 años de edad, que alcanzó la edad máxima documentada en la historia–.

CASO ATÍPICO

Utilizando los datos de edades máximas en la muerte, los investigadores estimaron la duración máxima de la vida humana en 115 años (el caso de Jeanne Calment se considera estadísticamente atípico). Por último, calcularon 125 años como el límite absoluto de la vida humana. Esto significa que la probabilidad en un año determinado de que haya una persona viva a los 125 años en el mundo es menor que 1 entre 10.000.
“El progreso contra las enfermedades infecciosas y crónicas puede continuar aumentando la esperanza de vida media, pero no el máximo tiempo de vida", dice Vijg. El autor opina que “tal vez los recursos que se gastan ahora para aumentar la esperanza de vida deberían destinarse a mejoras en la atención sanitaria que se presta a los ancianos”.

DE ROBOT Y DE HOMBRES




Para que un agente artificial asuma una verdadera función social y establezca una relación efectiva con un ser humano, debería tener un perfil psicológico, cultural, social y emocional. Los métodos actuales de aprendizaje automático no permiten este tipo de evolución. Los robots del mañana serán nuestros humildes asistentes, nada más.
Vanessa Evers
Vivimos en una época en que los robots limpian nuestras casas, nos transportan, desactivan bombas, construyen prótesis, ayudan en procedimientos quirúrgicos, fabrican productos, nos divierten, nos enseñan y nos sorprenden. Del mismo modo que la conectividad actual de los teléfonos inteligentes y las redes sociales superan nuestra imaginación de antaño, se espera que los futuros robots estén dotados de capacidades físicas y la inteligencia artificial (IA), de aptitudes cognitivas, totalmente impensables en el momento actual, que les permitan resolver graves problemas como el envejecimiento de la sociedad, las amenazas ecológicas y los conflictos mundiales.
¿Cómo será un día típico en nuestra vida en un futuro cercano? Probablemente viviremos más tiempo, ya que las partes defectuosas de nuestros cuerpos serán reemplazadas por órganos sintéticos, las intervenciones médicas nanométricas permitirán controlar enfermedades y trastornos genéticos y los vehículos autónomos limitarán los accidentes de tráfico. Nuestros empleos habrán cambiado radicalmente: algunos habrán desaparecido y se crearán otros, como, por ejemplo, en el área del desarrollo de aplicaciones destinadas a las plataformas robóticas para nuestros hogares. La educación también deberá cambiar radicalmente. Nuestros sentidos y cerebros podrían ser mejorados de forma artificial y nuestra capacidad para reflexionar sobre las perspectivas que se ofrecen probablemente mejorará con el análisis automatizado de macrodatos. Todo ello exigirá un tratamiento diferente de la información en las escuelas.
Pero, ¿qué ocurrirá con nuestras relaciones humanas? ¿Cómo evolucionará la forma en que nos encontramos, nos relacionamos, criamos a nuestros hijos? Y ¿hasta qué punto se fusionarán los robots y los seres humanos?
Muchos nos preguntamos si la IA podrá volverse un día tan inteligente y experta en materia de comunicación humana hasta el punto de que nada permita distinguir al ser humano de su gemelo artificial. Si fuera posible comunicarse naturalmente con un agente artificial, sentirse respaldado hasta el punto de confiar en él y entablar una relación efectiva y duradera, ¿seguiría habiendo una separación entre las relaciones que mantenemos con las personas y las que mantenemos con la tecnología? Y cuando nuestros cuerpos y espíritus hayan sido mejorados por la IA y la robótica, ¿cuál será el sentido del ser humano?   

Trucos

Desde el punto de vista de la ingeniería, estamos aún muy lejos de estos avances. Antes tendremos que superar varios obstáculos importantes. El primero de ellos es que la mayoría de los robots y ordenadores están conectados a fuentes de energía, lo cual complica la integración de elementos robóticos en los tejidos orgánicos humanos. Un segundo escollo es la complejidad de la comunicación humana. Si bien es posible que un robot pueda conversar en lenguaje natural puntualmente y en una situación específica, otra cosa es imaginarlo entablar una comunicación tanto verbal como no verbal en muchas conversaciones y en varios contextos.
Si, por ejemplo, usted se dirige a un agente artificial encargado de los objetos perdidos en un aeropuerto, es posible mantener un diálogo satisfactorio porque el tema está acotado, la interacción estructurada y los objetivos de la persona que consulta, limitados. En cambio, para establecer una relación más estrecha con una mascota robotizada, el modelo que debe elaborarse es mucho más complejo. El robot debe tener objetivos internos, gran capacidad de memoria que pueda relacionar cada experiencia con diversos contextos, personas, objetos y animales encontrados, y debe poder desarrollar esas capacidades en el tiempo.
Varios “trucos” permiten que un robot parezca más inteligente y capaz de lo que realmente es, por ejemplo, introduciéndole comportamientos aleatorios que harán que la mascota robotizada sea interesante durante más tiempo. Por si fuera poco, nosotros, los seres humanos, tenemos la tendencia a interpretar el comportamiento de un robot como el de un humano, al igual que lo hacemos con los animales. Ahora bien, para forjar con él una relación efectiva, capaz de consolidarse y de evolucionar con el tiempo en el variado contexto de la vida cotidiana, como sucede entre los seres humanos, habrá que dotar al robot de una rica vida interior.

¿Cómo aprenden las máquinas?

La dificultad para crear esta vida interior artificial se debe a la forma de aprendizaje de las máquinas.
El aprendizaje automático se basa en el ejemplo. Se alimenta el ordenador con ejemplos del fenómeno que se desea que comprenda, como, por ejemplo, el bienestar del ser humano. Para enseñarle a la máquina a reconocer ese estado de bienestar, se le suministran datos personales conexos: imágenes, vídeos, grabaciones de palabras, latidos cardíacos, mensajes publicados en las redes sociales, etc. Cuando introducimos vídeos en un ordenador, estos vídeos están etiquetados con información que indica si las personas que aparecen en él tienen sensaciones agradables o desagradables. Este etiquetado puede ser realizado por expertos en psicología o en cultura local.
Este aprendizaje permite luego al ordenador “razonar” a partir de esos vídeos etiquetados e identificar las principales características asociadas al sentimiento de bienestar: postura corporal, timbre de voz, enrojecimiento de la piel, etc. Una vez que la máquina identificó las características asociadas al bienestar, el algoritmo resultante, capaz de detectarlas en un vídeo, puede ser entrenado y perfeccionado utilizando otras series de secuencias. Finalmente, el algoritmo se vuelve sólido y un ordenador equipado con una cámara puede distinguir, con precisión, a una persona que tiene sensación de bienestar de otra que no la tiene. Desde luego, el ordenador no es confiable en un 100% y cometerá forzosamente errores de apreciación.
Ahora que sabemos cómo aprende una máquina, ¿qué es lo que impide que se cree una vida interior convincente que permita a un agente artificial integrarse armoniosamente a la sociedad humana?

Hacia un perfil sintético complejo

Para que un agente artificial sea capaz de entablar una relación realmente duradera con una persona, debe poseer una personalidad y un comportamiento convincentes, que comprenda a la persona, la situación en la que ambos se encuentran y la historia de su comunicación. Sobre todo, debe ser capaz de continuar esa comunicación sobre diferentes temas y en diversas situaciones. Es posible crear un agente convincente como Alexa de Amazon o Siri de Apple, a los que se les puede hablar en lenguaje natural y con los que se puede tener una interacción efectiva en el contexto específico de su utilización: programar la alarma de un despertador, confeccionar una lista, encargar un producto o bajar la calefacción.
Sin embargo, más allá de ese contexto, la comunicación se interrumpe. El robot encontrará respuestas aceptables a una amplia gama de preguntas, pero será incapaz de mantener una conversación de una hora sobre un asunto complejo. Dos padres, por ejemplo, pueden mantener una conversación prolongada para decidir la actitud que habrán de adoptar con su hijo, que no presta atención en la escuela. Esta conversación será sumamente productiva, ya que los padres aportarán a ella no sólo su comprensión del niño, sino también su propia personalidad: emociones, psicología, historia personal, contexto socioeconómico, bagaje cultural, bagaje genético, hábitos de comportamiento y comprensión del mundo.
Si queremos que un agente artificial asuma una función social tan amplia y establezca una relación efectiva con un ser humano, debemos dotarlo de un perfil sintético, construido tanto desde el punto de vista psicológico, como cultural, social y emocional. También debemos hacerlo capaz de aprender con el tiempo a “sentir” y a reaccionar ante distintas situaciones a partir de esta construcción sintética interna.
Esto exige un enfoque totalmente diferente del aprendizaje automático que se conoce actualmente. Se trataría de construir un sistema artificialmente inteligente que se desarrollaría más o menos como un cerebro humano y sería capaz de interiorizar la abundancia de experiencias humanas y de razonar sobre ellas. La forma en que las personas se comunican entre sí y llegan a entender el mundo que las rodea es un proceso sumamente complicado de sintetizar. Los modelos de IA disponibles o previstos se inspiran en el cerebro humano o en una parte de su funcionamiento, pero no constituyen un modelo plausible del mismo.
Vemos que la IA logra proezas sorprendentes, leer la totalidad de Internet, ganar al juego del Go, dirigir una fábrica totalmente automatizada. Sin embargo, así como el físico británico Stephen Hawking (1942-2018) se sentía aún muy lejos de comprender el universo, nosotros estamos muy lejos de comprender la inteligencia humana.

Hay un largo camino por recorrer

Las capacidades excepcionales de los robots y de los sistemas artificialmente inteligentes podrán facilitar y mejorar nuestras tomas de decisión, nuestra comprensión de las situaciones y nuestras formas de actuar. Los robots podrán aliviar el trabajo o automatizar las tareas. Una vez superados los obstáculos, la robótica estará tal vez físicamente integrada al cuerpo humano. Estableceremos también con los agentes artificiales relaciones comparables a las que mantenemos entre nosotros; por tanto, podremos comunicarnos con ellos en lenguaje natural, observar sus comportamientos, comprender sus intenciones. Sin embargo, para mantener una relación efectiva comparable a la de los seres humanos, con conversaciones y rituales que se profundice y evolucione con el paso del tiempo en el rico contexto de la vida diaria, deberá dotarse a la IA de una importante vida interior artificial.
Mientras sólo sepamos reproducir o superar determinadas funciones en lugar de crear esta globalidad de la inteligencia humana colocada en el rico contexto de la vida cotidiana, existen pocas posibilidades de que podamos asistir a la plena integración de los seres humanos y de las máquinas.

Beautiful flowers not far away (HD1080p)

Bougainvillea flowers (HD1080p)

The beauty of autumn roads (HD1080p)

viernes, 21 de agosto de 2020

BIOGRAFIA DE WOLFGAND AMADEUS MOZART


  • Wolfgang Amadeus Mozart nació el 27 de enero del año 1756. Nació en una familia de músicos de Salzburgo.
  • Desde muy joven ya demostró tener un gran talento para la música, así que su padre, Leopold Mozart, abandonó la mayoría de sus tareas profesionales para dedicarse a la formación musical de su hijo Wolfgang y de su hermana Nannerl.
  • Su padre le llevó de gira por las cortes europeas, primero a Viena y a Munich y luego viajaron durante tres años y medio. Durante ese viaje Mozart conoció y se dejó influir por varias corrientes musicales vigentes en Londres y Francia.
  • Al volver a su tierra natal Salzburgo, continuó componiendo obras por su cuenta, y en el año 1769, con 13 años, fue nombrado maestro de conciertos por el arzobispo de su ciudad.
  • A los cinco años Mozart ya dominaba el violín y el teclado y había hecho varias composiciones musicales por su cuenta.
  • Durante su adolescencia y su edad adulta, se dedicó a componer. Sus dificultades económicas le obligaron a convertirse en intérprete y profesor hasta que José II de Habsburgo le ofreció un trabajo estable como compositor.
  • El 1777 Mozart se marchó a Munich con su madre Anna María. A los 21 años se marchó para buscar un mejor trabajo en las cortes europeas, pero no lo consiguió. Llegó a Manheim, la capital musical de Europa por entonces, y allí se enamoró de Aloysia Weber. Más tarde su padre les envió a él y a su madre a París, donde su madre murió. Eso y el rechazo de Aloysia, hicieron que esos años de su vida fueran muy difíciles.
  • Finalmente se casó con Constanze Weber, la hermana pequeña de Aloysia, pero las deudas les persiguieron durante todo su matrimonio.
  • La carrera musical de Mozart estuvo llena de deudas y derroches, aunque no tenía dinero se daba grandes lujos y seguía endeudándose, pero lo que más daba que hablar fue su enemistad con el músico Antonio Salieri, quien estaba celoso de Mozart por sus dotes musicales aun siendo tan joven. Gran parte de la pobreza de Mozart fue culpa de Salieri, quien divulgó mentiras acerca de su vida privada y pública y eso alejó un poco al público.
  • Mozart murió en Viena el cinco de diciembre el año 1791, a los 35 años.
  • Sus obras más famosas son: ‘Sinfonía nº.40’, ‘Las bodas de Fígaro’, ‘Misa de Réquiem’ y ‘La flauta mágica’.

- Las bodas de Fígaro,Wolfgang Amadeus Mozart

La Flauta Mágica - Mozart (1791)

W. A. Mozart: Symphony nº 40 - Dima Slobodeniouk - Sinfónica de Galicia

Mozart- Requiem In D Minor, K 626 - Requiem

BIOGRAFIA DE RICHARD WAGNER









Algunas de sus composiciones más conocidas son El anillo del Nibelungo –donde se encuentra la célebre pieza de la Cabalgata de las Valkirias–, Tristán e IsoldaParsifal y El holandés errante. Fue uno de los máximos exponentes del romanticismo musical alemán, que rompió con los moldes canónicos del clasicismo. el compositor alemán Richard Wagner murió en Venecia el 13 de febrero de 1883, hace exactamente 136 años. El próximo 22 de mayo se celebra la efeméride de su nacimiento. Richard Wagner es un personaje controvertido pero crucial en la historia contemporánea. En su producción operística no sólo consiguió una estrecha fusión entre texto y música, sino que creó una forma de teatro musical que él mismo bautizó como Gesamtkunstwerk ("obra de arte total") en la que intensificó la participación de la orquesta y en la que confluyen todas las artes creando un magnífico espectáculo teatralHistorila voluntad del Romanticismo alemán de retornar a la antigua tragedia griega y se distanciaba así de la ópera italiana y francesa. Esta concepción se manifiesta, por ejemplo, en El anillo del Nibelungo, una tetralogía épica basada en la mitología germánica. El soberano Luis II de Baviera, que sintió una absoluta devoción por él, impulsó la construcción de un teatro en Bayreuth destinado a la representación de sus obras, donde actualmente se siguen representando sus óperas más importantes. Algunos de los escritos y opiniones de Wagner suscitaron una fuerte polémica, especialmente aquellos que tenían contenido antisemita.

Cabalgata de las Walkirias. R. Wagner. (Apocalypse Now)





la Cabalgata de las valkirias (en alemán Walkürenritt o Ritt der Walküren) es el término popular para referirse al comienzo del tercer acto de La valquiria, la segunda ópera de la tetralogía El anillo del nibelungo, compuesta por Richard Wagner. El tema principal de la Cabalgata, el leitmotiv llamado Walkürenritt, fue escrito por el compositor el 23 de julio de 1851 y terminó el borrador preliminar de la Cabalgata en 1854, como parte de la composición de la ópera, cuya orquestación finalizó completamente para finales del primer cuatrimestre de 1856. Junto con el Coro nupcial de LohengrinLa cabalgata de las valquirias es una de las piezas más conocidas de Wagner.
En el teatro de ópera, la Cabalgata, que dura ocho minutos, comienza en el preludio del acto, sumándose sucesivamente instrumentos al acompañamiento hasta que el telón se levanta y se ve el pico de una montaña donde se han reunido cuatro de las ocho valquirias hermanas de Brunilda para preparar el transporte de los héroes caídos al Valhalla. A medida que se unen las otras cuatro, la orquesta representa la melodía familiar, mientras que, sobre ella, las valquirias se saludan entre ellas y cantan su grito de guerra. Aparte de la canción de las Doncellas del Rin (Rhinemaidens) en El oro del Rin, es la única pieza de conjunto en las tres primeras óperas de Wagner del ciclo del Anillo. Fuera del teatro de ópera, es habitual escuchar únicamente la versión instrumental, que puede durar unos tres minuto

jueves, 20 de agosto de 2020

"FUR ELISE" - BEETHOVEN -


Compuesto por Ludwig van Beethoven en 1810, y fechado el 27 de abril, Para Elisa fue dada a conocer 40 años después de la muerte del compositor alemán, y descubierto por un musicólogo que encontró esta melodía entre los manuscritos de una ex alumna y pretendiente del músico. Marcelo Balat, pianista de la Orquesta Sinfónica Nacional, nos cuenta la historia y las controversias de este hito musical.
Como probablemente sucedió con muchas obras maestras que nunca fueron publicadas, Para Elisa parecía estar destinada a formar parte de este conjunto invisible de piezas que nunca conoceremos. Fue una decisión del propio autor, Ludwig van Beethoven (1770 -1827), el alemán que compuso la bagatela en 1810, y que por algún motivo decidió dejarla inconclusa. "A veces uno tiene en la imaginación que un compositor se sienta, escribe de principio a fin una obra y luego la publica, y no es así. Beethoven probaba mucho, tenía muchos bocetos", cuenta Marcelo Balat, solista titular de Piano y Celesta en la Orquesta Sinfónica Nacional y profesor de la Licenciatura de Piano en la Universidad Católica Argentina (UCA).
"La pieza se publicó en 1867, como cuarenta años después de la muerte de Beethoven. Llegó a nosotros a través de un jóven musicólogo, Ludwig Nohl, que encontró esta reliquia en los cuadernos del compositor", agrega el pianista argentino.

-¿Cómo se transformó en la melodía más famosa del mundo?

-Nohl encuentra los manuscritos cuando se estaba publicando la obra integral de Beethoven. Estaban en posesión de Therese Malfatti von Rohrenbach, una alumna y amiga del compositor, con quien aparentemente existió una propuesta de casamiento. Pero no se concretó y ella se terminó casando con otra persona.

Marcelo Balat, solista titular de Piano y Celesta en la Orquesta Sinfónica Nacional y profesor de la Licenciatura de Piano en la Universidad Católica Argentina.
Según nos cuenta Ludwig Nohl, ella tenía este manuscrito, con una anotación firmada el 27 de abril, que supuestamente decía: “Para Elisa, en recuerdo de Ludwin van Beethoven”. Esto es lo que llegó a nuestros días, aunque el documento que encontró el musicólogo se perdió, es decir que nunca se pudo encontrar ni nadie lo pudo siquiera ver. Así que únicamente sabemos lo que Nohl nos contó.
-¿Eso generó dudas?
-Generó conjeturas, porque la propia Theresa no recordaba a ninguna otra Theresa. Tampoco se sabía quién era Elisa, y entonces algunos especulaban que pudo haber sido un error de comprensión de lectura, porque Beethoven no era especialmente prolijo para escribir. Se decía entonces que quizás Nohl leyó mal, y en vez de Elisa decía Theresa.
También existía la posibilidad de que fuese un juego del músico. A Beethoven le gustaba jugar con el nombre de la gente y los daba vuelta. O tal vez era para Theresa, y Elisa era una forma cariñosa de llamarla. Hay varias posibilidades.

-¿Cómo sabemos entonces que la pieza pertenece a Beethoven?
-Mucha gente también especulaba con la posibilidad de que quizás esta obra no fuera de Beethoven. Pero sí sabemos que el material es suyo, porque lo que sí tenemos son sus cuadernos con ejercicios para pianos y bocetos de obras que iba escribiendo. Se sabe que él trabajó sobre esta obra alrededor de 1810, quizás un poco antes o un poco después, y que fue vuelta a revisar en sus últimos años, con la idea de agregarlo quizás a un set de Bagatelas, opus 119, tal vez para cerrar ese conjunto de obras. Pero bueno, tal vez por algún motivo descartó esta idea.
La prueba es un boceto con piezas, que son una especie de rompecabezas que incluía Para Elisa, pero no armada como la conocemos nosotros hoy en día.

Retrato hecho por Joseph Karl Stieler.
-¿Cómo llegamos a la pieza que hoy conocemos?
-Se especula con que Ludwig Nohl haya armado una composición con estas partes, que efectivamente son de Beethoven.
-¿Por qué se popularizó tanto?
-Para Elisa es una de las piezas más populares que hay en el mundo de la música clásica, o mejor dicho, en el mundo de la música de las piezas para piano. Creo que es difícil encontrar a alguien que no la haya escuchado alguna vez: el que no la escuchó en piano, o no la tocó, seguramente la ha escuchado alguna vez en una película, en una serie, en un ringtone de celular, en el sonido de espera de las llamadas telefónicas o incluso en dibujitos animados. Si uno busca en Tom y Jerry seguro la encuentra.
Pero más allá de eso, pienso que Para Elisa se hizo muy popular por ser una pieza simple para empezar a estudiar música, porque si bien es una pieza que tiene tres partes (y la más popular es la primera), es bastante simple de tocar porque se intercalan las manos, y al no tener que tocar las dos al mismo tiempo la cuestión se vuelve más simple.

Therese Malfatti, la supuesta Elisa.
Las otras dos partes de este rondó (el tema famoso es el primero, que vuelve en el segundo y también cierra en el tercero), son más complicadas de tocar, y por eso es problable que no sean tan conocidas. Pero además de esa simpleza, la pieza es muy bonita, y tiene atrás al gran autor que es Beethoven.

-¿Qué lugar ocupa Beethoven en el universo de la música?

-Es sin lugar a dudas uno de los grandes compositores de todos los tiempos. Quizás es difícil ponerlo en términos de que sea mejor que o igual a, porque hay otros compositores que también hicieron aportes fundamentales a la música. Sin ir más lejos Mozart (cronológicamente cerca) hizo un gran aporte con su estilo, lo mismo Bach y no hace falta irse para atrás, también muchos compositores que lo sucedieron.
Beethoven fue un revolucionario en todo sentido, a diferencia de muchos otros compositores de su tiempo, revolucionó muchas cuestiones ligadas a la música y también con sus ideales, era un revolucionario y creía en los valores de la Revolución Francesa.

Agosto de 2018. Marcelo Balat en el piano, acompañó a la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional José de San Martín, dirigida por Mario Benzecry.
En términos musicales expandió las formas que heredó del clasicismo, las llevó más allá. Un ejemplo son las sinfonías. Las nueve que compuso son muy conocidas y durante mucho tiempo fue muy difícil para otros compositores trabajar sobre la sinfonía, precisamente porque estaba el peso del aporte que había hecho Beethoven. ¿Cómo escribir una sinfonía después de Beethoven? Eso fue todo un tema para muchos compositores alemanes, incluso para Johannes Brahms.
Fue un adelantado en su tiempo, pienso que eso ha hecho que trascienda. Generó un aporte que permitió llevar más allá la tradición del clasicismo. Muchas veces se habla de que Beethoven es puente entre el clasicismo y el romanticismo, yo creo que algo de eso hay.
-¿Quedó algo por decir?
Beethoven es tan importante, más allá de lo histórico y todo lo expresado, porque su música interpela directamente al oyente y a todo nivel. Es una música totalmente sutil, que conmueve y nos afecta emocionalmente. Eso hace que sus obras sean tan cautivantes.

BIOGRAFIA RESUMIDA DE BEETHOVEN





Ludwig van Beethoven (nació el 16 de diciembre de 1770 y murió el 26 de marzo de 1827, a los 56 años) fue un célebre compositor y pianista alemán conocido por obras musicales como: «Para Elisa», «Claro de Luna» o su «Novena Sinfonía» (cuyo cuarto movimiento está basado en la famosa «Oda a la Alegría»; punto 3, minuto 44:45).
- En el punto 2 podéis leer una biografía resumida de su vida.
- En el punto 3 podéis escuchar 4 de sus obras más famosas.
- En el punto 4 tenéis un documental biográfico completo para aquellos que queráis saber más de la vida de este magnífico músico.
Espero que os resulte interesante. 😀

2. BIOGRAFÍA RESUMIDA DE BEETHOVEN

Beethoven nació el 16 de diciembre de 1770 en la ciudad de Bonn, al oeste de Alemania. Allí, durante sus primeros años de vida, estuvo expuesto a una exigente formación musical por parte de un padre obsesionado en convertirle en «el nuevo Mozart».
Tal cuestionable ambición, unido a un no menos peligroso carácter ligado al alcoholismo, repercutió directamente en la vida personal, académica y social del joven Beethoven, no solo haciendo de él un niño introvertido y miedoso, sino un mal estudiante demasiado cansado para atender las lecciones de la escuela después de pasar las noches ensayando ante el piano.
En cualquier caso, sin justificar los medios que pulieron su talento, la realidad es que con tan solo siete años, Beethoven ya era capaz de dar recitales de piano que dejaban al público boquiabierto; entre ellos, al mismísimo Christian Gottlob Neefe, que quedó tan impresionado con la habilidad del pequeño Beethoven, que se interesó en guiar, enriquecer y perfeccionar su formación. Así, a los 10 años abandonó la escuela para dedicarse enteramente a la música y a los 16, la nobleza de Bonn le financió un viaje a Viena para aprender de los mejores, entre ellos, del mismísimo Mozart; pero al poco de llegar a la capital de la música, su madre cayó gravemente enferma y tuvo que regresar a Bonn.
(*) Dice la tradición que Beethoven tuvo la oportunidad de tocar el piano en un recital en el que Mozart estaba presente y lo dejó tan fascinado que llegaría a decir: «Este joven hará hablar al mundo».
Tras la muerte de su madre, su padre cayó en una profunda depresión que obligó a Beethoven a hacerse cargo de sus hermanos pequeños tocando la viola y dando clases de piano. Por suerte para él, no tuvo que alargar este tipo de trabajos por mucho tiempo, pues su extraordinario talento cada vez era más conocido y eran varias las personas interesadas en financiar su completa dedicación a la música. Y así pasó más de 10 años en Viena como un músico económicamente independiente hasta que, pasados los 30, empezara a experimentar serios problemas auditivos. Beethoven probó diferentes procedimientos para curar su eminente sordera, pero nada funcionó. Tal fue su impotencia, que valoró el suicidio, pero sabía que aún tenía todavía mucha música que regalar al mundo y siguió componiendo hasta su muerte a los 56 años, dejándonos un legado musical de nueve sinfonías, 32 sonatas, dos misas y una ópera que le consagran como uno de los mejores músicos de todos los tiempos.
Retrato de Beethoven
Retrato de Beethoven (Joseph Karl Stieler, 1820)

fur elise (Ludwig van Beethoven)

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miércoles, 19 de agosto de 2020

Las Cuatro Estaciones (Four Seasons) - Vivaldi

BIOGRAFIA DE ANTONIO VIVALDI

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Antonio Lucio Vivaldi1​ (Venecia4 de marzo de 1678-Viena28 de julio de 1741)2​ fue un compositorviolinistaimpresario, profesor y sacerdote católico veneciano del barroco. Era apodado Il prete rosso («El cura rojo») por ser sacerdote y pelirrojo. Su maestría se refleja en haber cimentado el género del concierto, el más importante de su época.2​ Compuso unas 770 obras, entre las cuales se cuentan más de 400 conciertos y cerca de 46 óperas. Es especialmente conocido, a nivel popular, por ser el autor de la serie de conciertos para violín y orquesta Las cuatro estaciones.

Mantua y Las cuatro estaciones


En 1717 o 1718, le ofrecieron a Vivaldi un nuevo prestigioso puesto como maestro de capilla en la corte de Felipe de Hesse-Darmstadt, gobernador de Mantua.32​ Se trasladó allí durante tres años y produjo varias óperas, entre las que se encuentra Tito Manlio (RV 738). Durante su estancia en la ciudad, Vivaldi conoció a una joven aspirante a cantante, Anna Tessieri Girò, que se convertiría en su discípula y prima donna favorita.33​ Anna, junto con su hermanastra mayor Paolina, pasaron a formar parte de la comitiva de Vivaldi y lo acompañaron regularmente en sus muchos viajes. Hubo especulaciones sobre la naturaleza de la relación entre Vivaldi y Girò, pero no hay ninguna evidencia que indique que había algo más allá de la amistad y la colaboración profesional. Aunque Vivaldi fue cuestionado por su relación con Anna Girò, negó rotundamente cualquier relación romántica en una carta a su patrón Bentivoglio, fechada el 16 de noviembre de 1737.34
Durante este periodo Vivaldi escribió Las cuatro estaciones, cuatro conciertos para violín que representan escenas apropiadas para cada estación del año. Tres de los conciertos fueron originales en su concepción, mientras que el primero, «Primavera», tomó prestados motivos de una sinfonía del primer acto de su ópera contemporánea Il Giustino. La inspiración para los conciertos le viniera probablemente de los campos de Mantua. La obra fue una revolución musical en su concepción: en estos conciertos Vivaldi representó arroyos fluyendo, pájaros cantando (de diferentes especies, cada uno caracterizado específicamente), perros ladrando, mosquitos zumbando, pastores llorando, tormentas, bailarines borrachos noches silenciosas, partidas de caza tanto desde el punto de vista de los cazadores como de las presas, paisajes helados, niños patinando sobre hielo y cálidos fuegos en invierno. Cada concierto está asociado a un soneto, posiblemente de Vivaldi, que describe las escenas representadas en la música. Fueron publicados como los primeros cuatro conciertos en una colección de doce, Il cimento dell'armonia e dell'inventione, Opus 8, publicada en Ámsterdam por Michel-Charles Le Cène en 1725.
En 1721, fue a Milán, donde presentó el drama pastoral La Silvia (RV 734, sobreviven nueve arias). Visitó de nuevo la ciudad el año siguiente con el oratorio L'adorazione delli tre re magi al bambino Gesù (RV 645, también perdido). En 1722, se mudó a Roma, donde le dio un nuevo estilo a sus óperas. El nuevo papa Benedicto XIII lo invitó a que tocara para él. En 1725, Vivaldi volvió a Venecia, donde produjo cuatro óperas en el mismo año.

Últimos años

En la cúspide de su carrera, Vivaldi recibió encargos de la nobleza y realeza europea. La serenata (cantataGloria e Imeneo (RV 687), de 1725, fue un encargo del embajador francés en Venecia para la celebración del matrimonio de Luis XV. Al año siguiente, escribió otra serenata, La Sena festeggiante (RV 694), que fue estrenada en la embajada de Francia para celebrar el nacimiento de las princesas francesas, Ana Enriqueta y Luisa IsabelLa Cetra Opus 9 estaba dedicada al emperador Carlos VI. En 1728, Vivaldi conoció al emperador mientras que este estaba de visita en Trieste para revisar la construcción de un nuevo puerto. Carlos admiraba la música del compositor tanto que dijo que había hablado más con el compositor durante su encuentro que lo que había hablado con su ministros en los últimos dos años. Le otorgó a Vivaldi el título de caballero, una medalla de oro y una invitación a Viena. El compositor le correspondió con un manuscrito de La Cetra, un conjunto de conciertos casi por completo diferentes del conjunto con el mismo título y publicados como Opus 9. La impresión probablemente se retrasó, lo que obligó a Vivaldi a preparar una improvisada versión para el emperador.
Vivaldi viajó a Viena y Praga en 1730 acompañado por su padre, donde presentó su ópera Farnace (RV 711).nota 2​ Algunas de sus óperas tardías las creó en colaboración con dos de los principales escritores italianos de la época. L'olimpiade y Catón en Útica fueron escritas por Pietro Metastasio, el principal representante del movimiento arcadiano y poeta de la corte en Viena. Un joven Carlo Goldoni reescribió Griselda a partir de un libreto previo de Apostolo Zeno.
Como muchos compositores contemporáneos, en los últimos años de su vida Vivaldi pasó dificultades económicas. Sus composiciones ya no tenían tanta estima como antes en Venecia, ya que habían cambiado rápidamente los gustos musicales y eran consideradas pasadas de moda. En respuesta, Vivaldi optó por vender un número considerable de sus manuscritos a precios ínfimos para financiar su desplazamiento a Viena.35​ La razón de su marcha de la ciudad no está clara, pero parece probable que, después del éxito de su encuentro con el emperador Carlos VI, deseara conseguir el puesto como compositor en la corte imperial. En su viaje a Viena, Vivaldi pudo haberse detenido en Graz para visitar a Anna Girò.36
También es probable que Vivaldi fuera a Viena para escenificar óperas, especialmente porque residió cerca del Kärntnertortheater. Poco después de su llegada a la ciudad, Carlos VI falleció, lo que le hizo perder cualquier protección imperial o una fuente de ingresos regular. Al poco, Vivaldi empobreciónota 337​ y murió de una «infección interna» durante la noche del 27 al 28 de julio de 1741, a la edad de 63 años,38​ en una casa propiedad de una viuda de un fabricante de sillas de montar vienés. El 28 de julio fue enterrado en una tumba sencilla del cementerio que era propiedad de un hospital público, cerca de la iglesia de San Carlos Borromeo. Su funeral tuvo lugar en la catedral de San Esteban.nota 4​ El coste del funeral con un «Kleingeläut»nota 5​ fue de 19 Gulden 45 Kreuzer, que era bastante caro para el más bajo tipo de repique de campanas