sábado, 16 de noviembre de 2019

NEUROCIENCIAS




Decir que en un momento como el actual, la aplicación de la neurociencia no solo a nuestras acciones de marketing o campañas publicitarias, sino como forma de vida, es el camino más seguro hacia el crecimiento, puede resulta obvio.
Cada vez que nos quedamos obnubilados al comprobar la revolución tecnológica experimentada en las últimas décadas, no debemos olvidar que éstas, las nuevas tecnologí­as, han sido inventadas por el hombre. ¡Algo que no es nuevo en la historia, si repasamos las tecnologí­as asociadas a civilizaciones pasadas!

Ideas
© pixel_dreams - Fotolia.com

Mientras conocemos cada vez más sobre el espacio, sobre nuestros ancestros, mientras la ciencia avanza y las nuevas tecnologí­as muestran su máxima eficiencia en los procesos de desarrollo, Internet sigue siendo un universo desconocido, apasionante y ciertamente deslumbrante para muchos. ¿Por qué? Porque Internet se construyen en relación a las respuestas cerebrales de los seres humanos, de ahí­ su complejidad y de ahí­ la necesidad de ahondar en el estudio de la neurociencia si buscamos, realmente, que el impacto en las emociones ajenas, se transforme en nuestra forma de vida.
El impacto de la costumbre 
Muchas veces nos hemos preguntado cómo, esos anuncios de supermercados en los que aparecen distintos personajes de la sociedad (el cartero, el zapatero, el carnicero, el ama de casa, el niño, el adolescente, el abuelo, etc…) cantando la canción de la tienda, pueden tener éxito. La razón la encontramos en la neurociencia y su capacidad para crear rituales (costumbres) asociados a las marcas, sonidos, coreografí­as”¦ sentidos finalmente, que se activan e inciden en el recuerdo.
Simplicidad, dinamismo y neuroplasticidad
Con frecuencia escuchamos hablar del “consumidor cambiante” y la complejidad que encierra el hecho de generar una experiencia única en un universo de cambios permanentes. Sin embargo, no es más que un tema vinculado con la plasticidad cerebral el ser capaces de entender el concepto “dinamismo” que nos exige la red. Es por ello que en el momento actual se demandan mensajes simples, directos y concisos, porque los seres humanos respondemos mejor a los cambios en un contexto simple, que no requiera grandes esfuerzos y que permita obtener los mejores resultados.
Las métricas, la neurociencia en números
Cuando nos adentramos en el análisis de las métricas que nos mostrarán la eficiencia o falta de interés en los consumidores en relación a nuestras acciones, no debemos olvidar que el comportamiento del consumidor tiene toda la información que necesitamos, la clave para aprovecharlo en beneficio directo de nuestra marca, radica más en la interpretación de los datos, que en la autenticidad de los mismos.
Evolucionar es una exigencia, la empatí­a el único camino
Cuando hablamos de neurociencia debemos pensar inmediatamente en emociones. Resulta por lo tanto evidente relacionar el estudio de la neurociencia con el desarrollo de la habilidad que se consolida como el cimiento más sólido, para transitar por el proceso de evolución que se nos exige en el momento actual: la empatí­a.
Resulta obvio decir que la empatí­a es lo que nos permite entender, escuchar activamente y ponernos en el lugar del otro. Si partimos de la base que los objetivos, mensajes y accione pensadas para hacer visible nuestro valor agregado, tienen que estar construidas siempre mirando hacia el cliente, no es menor la calidad de la información que obtendremos aplicando la empatí­a.
Seamos empáticos, simplifiquemos y miremos siempre hacia el cliente, cuanto más nos centremos en lo que el demanda, mejores resultados obtendremos.
La neurociencia es un gran aliado de la nueva empresa, conocerla, aplicarla e incorporarla a nuestras estrategias globales de empresa, nos permite evolucionar y crecer, algo que hoy, ha dejado de ser una opción

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