viernes, 18 de octubre de 2019

SE PRESUME INOCENTE

J







Intérpretes: Harrison Ford (Rusty Sabich), Brian Dennehy (Raymond Horgan), Raúl Juliá (Sandy Stern), Bonnie Bedelia (Barbara Sabich), Paul Winfield (Juez Larren Lyttle), Greta Scacchi (Carolyn Polhemus), John Spencer (Dan Lipranzer), Joe Grifasi (Tommy Molto), Tom Mardirosian (Nico Della Guardia), Anna Maria Horsford (Eugenia), Sab Shimono (Dr. Kumagai), Bradley Whitford (Jamie Kemp), Christine Estabrook (Lydia MacDougall).
Rusty Sabich, primer ayudante de Raymond Horgan, fiscal de distrito, acepta, el caso del asesinato de su compañera Carolyn Polhemus pese a que fue su amante, debido a la presión de Horgan, acosado por sus rivales a solo unos días de optar a la reelección.
Él y el Detective Lipranzer, un policía de su confianza, proceden al examen de sus casos más importantes, ya que se dedicaba a asuntos de psicópatas y violadores, descubriendo que además llevaba un asunto de soborno, que no le correspondía.
Las investigaciones del forense muestran que Carolyn fue atada después de morir y que había tenido relaciones sexuales antes, habiendo utilizado tras ello un espermicida, lo que le lleva a pensar que fue su amante quien la mató y simuló una violación.
Rusty recuerda que cuando llegó a la fiscalía Carolyn pidió que le encargaran de los casos más difíciles, ganándose su aprecio cuando lo convenció para que colaborara con ella en el caso de un niño maltratado, haciéndose amantes tras ganar el caso.
Carolyn era una mujer ambiciosa, dispuesta a trepar a cualquier precio. Le sugirió a Rusty que se presentara a la elección como fiscal de distrito, lo que él rechazó por lealtad hacia Raymond, y entonces ella optó por romper sus relaciones, haciéndose amante del propio Raymond, confiando en que este la designara a ella misma para sustituirle.
Las investigaciones policiales dan como resultado el descubrimiento de huellas de Rusty en un vaso aparecido en casa de la asesinada, habiendo además montones de llamadas hechas a su casa, por lo que es detenido.
Tras hacerse con los servicios de un buen abogado, y una vez en libertad condicional, se encargará de continuar con las investigaciones.
Durante el juicio se entera, por Lipranzer que el caso de soborno que llevaba Carolyn afectaba al propio juez encargado de su caso.
Y aunque todo parecía implicarle a él, finalmente el caso es sobreseído cuando el juez determina que, desaparecidas las principales pruebas, dado que el vaso con sus huellas no está entre las pruebas, no hay ninguna razón para mantener la acusación, ya que comprobaron además que Carolyn tenía ligadas sus trompas, y no parecía lógico que utilizase un espermicida, no quedando claro que hubiera mantenido relaciones sexuales antes de su muerte.
Tras la pesadilla, Rusty pasará unos días descansando en su casa, aprovechando el tiempo para realizar algunos arreglos, encontrando en la caja de herramientas un martillo manchado de sangre y con algunos cabellos que él fregará para limpiar cualquier resto incriminatorio, comprendiendo de inmediato que la autora del asesinato fue Barbara, su celosa esposa.
Y esta se lo confiesa todo. Acabó con la amante poniendo las pruebas que lo incriminaran a él con la esperanza de que fuera este quien investigara el caso y lo desestimara.
Luego tuvo la tentación de confesar al ver que no era así, aunque, afortunadamente todo salió bien.
Rusty pese e saberlo todo no la acusará para no ver sufrir a sus hijos.



Intérpretes: Harrison Ford (Rusty Sabich), Brian Dennehy (Raymond Horgan), Raúl Juliá (Sandy Stern), Bonnie Bedelia (Barbara Sabich), Paul Winfield (Juez Larren Lyttle), Greta Scacchi (Carolyn Polhemus), John Spencer (Dan Lipranzer), Joe Grifasi (Tommy Molto), Tom Mardirosian (Nico Della Guardia), Anna Maria Horsford (Eugenia), Sab Shimono (Dr. Kumagai), Bradley Whitford (Jamie Kemp), Christine Estabrook (Lydia MacDougall).
Rusty Sabich, primer ayudante de Raymond Horgan, fiscal de distrito, acepta, el caso del asesinato de su compañera Carolyn Polhemus pese a que fue su amante, debido a la presión de Horgan, acosado por sus rivales a solo unos días de optar a la reelección.
Él y el Detective Lipranzer, un policía de su confianza, proceden al examen de sus casos más importantes, ya que se dedicaba a asuntos de psicópatas y violadores, descubriendo que además llevaba un asunto de soborno, que no le correspondía.
Las investigaciones del forense muestran que Carolyn fue atada después de morir y que había tenido relaciones sexuales antes, habiendo utilizado tras ello un espermicida, lo que le lleva a pensar que fue su amante quien la mató y simuló una violación.
Rusty recuerda que cuando llegó a la fiscalía Carolyn pidió que le encargaran de los casos más difíciles, ganándose su aprecio cuando lo convenció para que colaborara con ella en el caso de un niño maltratado, haciéndose amantes tras ganar el caso.
Carolyn era una mujer ambiciosa, dispuesta a trepar a cualquier precio. Le sugirió a Rusty que se presentara a la elección como fiscal de distrito, lo que él rechazó por lealtad hacia Raymond, y entonces ella optó por romper sus relaciones, haciéndose amante del propio Raymond, confiando en que este la designara a ella misma para sustituirle.
Las investigaciones policiales dan como resultado el descubrimiento de huellas de Rusty en un vaso aparecido en casa de la asesinada, habiendo además montones de llamadas hechas a su casa, por lo que es detenido.
Tras hacerse con los servicios de un buen abogado, y una vez en libertad condicional, se encargará de continuar con las investigaciones.
Durante el juicio se entera, por Lipranzer que el caso de soborno que llevaba Carolyn afectaba al propio juez encargado de su caso.
Y aunque todo parecía implicarle a él, finalmente el caso es sobreseído cuando el juez determina que, desaparecidas las principales pruebas, dado que el vaso con sus huellas no está entre las pruebas, no hay ninguna razón para mantener la acusación, ya que comprobaron además que Carolyn tenía ligadas sus trompas, y no parecía lógico que utilizase un espermicida, no quedando claro que hubiera mantenido relaciones sexuales antes de su muerte.
Tras la pesadilla, Rusty pasará unos días descansando en su casa, aprovechando el tiempo para realizar algunos arreglos, encontrando en la caja de herramientas un martillo manchado de sangre y con algunos cabellos que él fregará para limpiar cualquier resto incriminatorio, comprendiendo de inmediato que la autora del asesinato fue Barbara, su celosa esposa.
Y esta se lo confiesa todo. Acabó con la amante poniendo las pruebas que lo incriminaran a él con la esperanza de que fuera este quien investigara el caso y lo desestimara.
Luego tuvo la tentación de confesar al ver que no era así, aunque, afortunadamente todo salió bien.
Rusty pese e saberlo todo no la acusará para no ver sufrir a sus hijos.















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