jueves, 17 de octubre de 2019

ARDE PARIS





La liberación de París durante la Segunda Guerra Mundial consistió en la entrada de los Aliados en la capital francesa en agosto de 1944. La batalla comenzó con una sublevación de la Resistencia francesa en la ciudad, a la que poco después se unieron elementos de la 2.ª División Blindada francesa (encuadrada en el Tercer Ejército estadounidense y conocida como División Leclerc) y, en mucha menor medida, de la 4.ª División de Infantería estadounidense.
En esta batalla participaron activamente españoles republicanos exiliados y sobre todo anarquistas, tanto en las filas de la Resistencia como entre las tropas de la 2.ª División Blindada francesa, en papeles destacados, hasta el punto de que las primeras unidades militares aliadas que entraron en París estaban compuestas por antiguos miembros del Ejército Popular Republicano. Se hallaba al frente de las mismas Amado Granell, quien por entonces era teniente del Ejército francés, siendo igualmente antiguo mayor de Milicias del Ejército Popular Republicano, en el que había mandado una Brigada Mixta.
Una de las principales consecuencias políticas de la Liberación de París fue la práctica desaparición de la Francia de Vichy y la consideración del Gobierno Provisional de la República Francesa, con el general Charles de Gaulle a la cabeza, como depositaria de la legitimidad histórica y política de Francia y de la República Francesa. Por otra parte, de Gaulle logró convertirse en el símbolo del renacimiento de la nueva Francia, quedando definitivamente olvidados los intentos de los anglosajones por buscar otro militar o político francés .


















  • El desembarco en las playas de Normandía del 6 de junio de 1944 dio inicio a la batalla de Normandía, cuyo resultado favorable para los ejércitos de los Aliados posibilitó su avance hacia el este de Francia con el objetivo de alcanzar la línea del río Rin y, posteriormente, penetrar en el propio territorio del Tercer Reich como manera más rápida de poner fin a la guerra. Aunque se realizó otro movimiento de avance hacia Bretaña, para lograr controlar los puertos del canal de la Mancha, no se avanzó hacia el sur del país.
Sin embargo, tomar la ciudad de París suponía un doble problema para los Aliados, en primer lugar desde el punto de vista militar y el segundo lugar desde el punto de vista logístico, sin olvidar las previsibles consecuencias políticas.
Por lo que respecta al aspecto militar, entre los mandos Aliados, incluyendo a Dwight D. Eisenhower,1​ se consideraba preferible el avance directo de las tropas aliadas hacia la frontera alemana en el Rin, sin desviarse para proceder a la liberación de París, aprovechándose de las graves pérdidas sufridas por la Wehrmacht durante las últimas fases de la batalla en Normandía y la situación de retirada en que se hallaban los restos dispersos de sus unidades. Se apunta que los estadounidenses habían iniciado una carrera con los soviéticos cuya meta era Berlín, la capital de la Alemania nazi, y que el desvío para tomar París podía comprometer el éxito en esa empresa.2



Por lo que se refiere a aspecto logístico, el alto número de habitantes de la capital francesa, que suponía un alto número de bocas que alimentar (5 millones de personas),2​ era una importante carga para el tráfico de suministros hacia Francia, al menos mientras no se lograse la liberación de algún puerto importante. En esos momentos, ni el puerto de Cherburgo ni el de Brest habían sido tomados por los Aliados (véase batalla de Cherburgo y batalla de Brest), quienes dependían para su abastecimiento de unos medios precarios (puertos Mulberry y oleoductos provisionales). Estos medios resultaban por el momento insuficientes para permitir el despliegue de la totalidad de la potencia militar de los Aliados en el Frente de Europa Occidental.
Por último, una de las pretensiones fundamentales del Gobierno provisional de la República Francesa era la de lograr la recuperación de la capital francesa, que debía convertirse en un símbolo del renacimiento de una Francia en pie de igualdad con el resto de los Aliados occidentales en la lucha común contra la Alemania nazi. Sin embargo, los Estados Unidos y el Reino Unido eran reticentes a la concesión de una tan importante baza política al general Charles de Gaulle, y eran partidarios de que el territorio francés quedase bajo el control del AMGOT (Allied Military Government of Occupied Territories o Gobierno Militar Aliado para los Territorios Ocupados),3​ al menos mientras no se aclare el panorama político francés, temiendo la presencia e influencia del Partido Comunista Francés dentro de la Resistencia. Para ello, los anglosajones preferían esperar a la celebración de elecciones libres en el territorio francés en vez de confiar el gobierno de Francia a De Gaulle.3
La consecuencia de todo ello fue que los generales estadounidenses Eisenhower y Omar Bradley, que en la segunda y la tercera semanas de agosto se hallaban ocupados por los combates de la bolsa de Falaise, tenían la intención de, una vez concluida dicha batalla, dar un rodeo por el norte a París en vez de entrar en la ciudad. Esa era igualmente la intención del general estadounidense Leonard T. Gerow, el encargado del sector.2
En el espíritu de los franceses pesaba también el hecho de que desde el 1 de agosto se había producido una sublevación en la ciudad polaca de Varsovia, con preponderancia de población civil, y que esperaban que tuviese éxito en espera de la llegada del Ejército Rojo a la ciudad. Análogamente, en el caso de producirse una insurrección en París necesariamente se daba por hecho que los Aliados intervendrían rápidamente para liberar la ciudad de sus ocupantes alemanes y evitar represalias contra la población civil francesa y contra la propia ciudad de París.
Por todo ello, los franceses encargaron al general Pierre Koenig, que había sido recientemente nombrado jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Francesas del Interior (FFI), que preparase una insurrección en París, con el fin de evitar el futuro establecimiento en Francia del Allied Military Government of Occupied Territories (AMGOT). Era el momento oportuno, porque en la ciudad estadounidense de Charlottesville, en Virginia, ya se estaba formando al futuro personal del AMGOT para Francia.3​ Ciertamente Charles De Gaulle ya había visitado la Normandía recién liberada en el mes de julio y había dejado allí a dos representantes de la Resistencia para hacerse cargo de la administración civil en la zona, lo cual impidió tácitamente que militares estadounidenses asumieran dichas funciones. Aun así, el gobierno provisional de Francia consideraba que la liberación de París era fundamental para establecer un verdadero gobierno francés capaz de anular todo intento de establecer un «gobierno militar aliado» sobre Francia




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