LA BELLA DURMIENTE - TCHAIKOVSKY
Tchaikovsky, La bella durmiente (The Sleeping Beauty)

La historia del ballet, en Rusia, y en el mundo entero, habría seguido otro curso sin La Bella Durmiente del Bosque. Los mismos Ballets Rusos no habrían visto la luz si esta obra no hubiese suscitado en nosotros un entusiasmo irresistible, una especie de delirio. (Alexandre Benois: pintor, diseñador y crítico de arte ruso).
Conocida es la predilección que Tchaikovsky sentía por el ballet. Cuando en el estreno de su Cuarta Sinfonía hubo críticas por considerar que la partitura abundaba excesivamente en música de ballet, Tchaikovsky comentó que no entendía por qué el concepto de "música de ballet" sufría tal desprestigio.
En 1881, por la época en que Vsevolozhsky fue nombrado director de los Teatros Imperiales de Petersburgo, a pesar de ser éste un brillante director de ballet, el género había decaído a un nivel artístico muy bajo, el vestuario era ramplón, los decorados vulgares y la música habitualmente pobre y sin inspiración. Hombre inteliente, culto y de amplias miras, Vsevolozhsky estaba decidido a elevar el nivel artístico del ballet por encima de todo. Para ello, en 1886 se puso en contacto con Tchaikovsky, sugiriéndole un ballet sobre el argumento de Undine, pero aunque el propio compositor sentía una particular predilección por este tema sobre el cual intentó componer una ópera en 1869, de nuevo falló su inspiración y el proyecto no llegó a cuajar.
Dos años más tarde, en mayo de 1888, Vsevolozhsky, imperturbable, volvió a proponerle otro tema, el de La Bella Durmiente del Bosque, con la promesa de escribirle personalmente un boceto basado en el famoso cuento de Perrault. El proyecto consistía en escribir un ballet al estilo de la época de Luis XIV, con melodías inspiradas en los modelos aportados por Lully, Bach, Rameau, y otros compositores del Barroco. El inevitable "divertissement" del último acto consistía en una serie de danzas bailadas por otros personajes de cuentos de Perrault: El gato con botas, El gato blanco, El pájaro azul, Cenicienta, Príncipe azul, Princesa Florine, Caperucita Roja y El lobo gris, Pulgarcito, sus hermanos y el ogro.
En el mes de julio, Tchaikovsky recibió el guión de Vsevolozhsky, pero sin que lo acompañaran las instrucciones que debían venir del director del ballet Marius Petipa. Después de su poco afortunada experiencia con el estreno de El Lago de los Cisnes, Tchaikovsky tenía razones para insistir en que se le dieran todas las instrucciones necesarias antes de ponerse a trabajar, consecuentemente, en el mes de noviembre los tres hombres se citaron en el apartamento de Vsevolozhsky y pocos días después, el compositor recibió de Petipa una sinopsis del argumento con todos los requerimientos expresados hasta el último detalle. Se trataba de directrices muy concretas acerca del tempo, la métrica, así como otras cuestiones musicales. Incluso especificó la longitud de determinadas piezas señalando un número exacto de compases, también pidió un vals en el acto I, una mazurka en el acto 2 y una polonesa en el acto III.
Aquello estimuló la imaginación de Tchaikovsky, en lugar de obstaculizar su labor, y pudo comenzar a trabajar sin más pérdida de tiempo. Afortunadamente, no tardó en descubrir que el tema era muy poético y de su gusto, y según su hermano Modesto, desde la ópera Eugene Onegin, no había trabajo con tanta inspiración en ninguna de sus obras. Los cuatro primeros cuadros fueron terminados en el curso de otras tantas semanas, y aunque hubo momentos de depresión para el autor, un hecho bastante frecuente en su vida creadora, e incluso la orquestación pareció darle algún trabajo, consiguió terminar la partitura, según hace constar su hermano, hacia fines de agosto de 1889.
Vsevolozhsky se había propuesto desde un principio asombrar al público con una representación fastuosa, que a las excelencias de la partitura original uniera la elegancia de unos decorados y un vestuario fuera de serie que él mismo pensaba diseñar. Tchaikovsky, por su parte, estaba cada vez más convencido de que había compuesto una de sus mejores partituras y durante los ensayos comprobó con entusiasmo que el ballet tomaba cuerpo satisfactoriamente, no sólo por la calidad evidente de la música, sino gracias al genio creador de Petipa, el excepcional coreógrafo. Toda la compañía confiaba en un triunfo apoteósico del ballet y este triunfo parecía sobradamente justificado.
Tras una serie de demoras, provocadas en gran parte por la envergadura de la producción, el ensayo con el vestuario tuvo lugar finalmente el 30 de diciembre de 1890 y el ensayo general, presidido por el Zar, el 2 de enero de 1890. Aunque el Zar quedó muy impresionado por la magna representación, no pareció valorar la partitura en su justa medida, pues al serle presentado el compositor al terminar la función, le recibió con condescendencia, limitándose a exclamar: ¡Muy bonito! El día del estreno oficial de la obra, que tuvo lugar a la noche siguiente, la opinión del público pareció coincidir con la del Zar. La concepción y puesta en escena del ballet resultó chocantemente moderna para su época, y aunque la prensa lo recibió con buenas críticas, de nuevo Tchaikovsky se sintió defraudado y dolido por la poco entusiasta aceptación de su segundo ballet, en el que había puesto tanta ilusión y esperanzas.
Tchaikovsky murió tres años después del estreno de La Bella Durmiente, sin poder ver como una década más tarde, su querido ballet llegaba a las doscientas representaciones. El compositor estaba en lo cierto, esta es una de sus mejores obras en la que se une la belleza de las melodías, con la originalidad y una espléndida orquestación; su música trasciende el espectáculo visual y escénico porque en si misma es una gran obra sinfónica.
En noviembre de 1921 Sergei Diaghilev escenificó esta obra maestra en el Teatro Alhambra de Londres con un suntuoso montaje de León Bakst, pero tal vez por su excesiva duración, o que el propio Diaghilev había acostumbrado al público con obras de un solo acto y una estructura diferente, nuevamente el éxito obtenido sólo se pudo calificar de discreto. Empresario perspicaz, Diaghilev presentó al año siguiente "Las bodas de Aurora", una reducción del ballet con los festejos del acto final y algunas danzas añadidas, que obtuvo muy favorable acogida y siguió representándose con frecuencia. Con el paso del tiempo el ballet fue sufriendo otras alteraciones y adaptaciones, según las diferentes compañías que lo presentaban y también a requerimiento de los solistas intérpretes.
El 2 de febrero 1939 el Sadler Wells puso en escena el ballet en Londres con Margot Fonteyn en el papel principal. Esta fue la primera producción de éxito fuera de Rusia casi cincuenta años después de su estreno y llevó a La bella durmiente a alcanzar una gran popularidad. Esta Compañía ha representado la versión completa del ballet infinidad de veces y la que se ciñe lo más posible a la concepción original de la obra de Petipa -Tchaikovsky.
El ballet La Bella durmiente se inicia de forma espléndida con el tema que más adelante se asociará al hada Carabús, prosigue con un romántico andantino un leitmotiv que identificará al hada Lila durante toda la obra, y termina en un finale con un tremendo climax.
PROLOGO - El Bautismo
Estamos en el siglo XVII. El telón se levanta sobre la Gran Sala de la Corte del Rey Florestán XIV en el curso de los festejos del bautismo de la Princesa Aurora.
Los invitados entran a los compases de una solemne marcha y Catalabutte, el maestro de ceremonias, les va asignando sus asientos correspondientes. Una fanfarria anuncia la entrada de los dos soberanos, que tras aproximarse unos instantes a la cuna de la princesita se instalan en el trono, preparándose para recibir a las seis hadas madrinas de la princesa, que hacen ahora su aparición. Les acompañan sus pajes portando valiosos regalos para su ahijada. El Hada Lila avanza en último lugar al compás de una melodía más airosa e importante.
Está apunto de acercarse a la cuna cuando un paje entra corriendo para anunciar la intempestiva llegada del hada mala Carabús, a la que no se ha invitado. Carabús aparece en un carruaje tirado por ratas chillonas, es fea y vieja y procede a tirar del pelo a Catalabutte como castigo por haber olvidado invitarla. Volviéndose a los soberanos les dice que, aunque no le han llamado, no desea que a la princesa Aurora le falte su regalo. La princesa, añade en tono premonitorio, agitando su tieso dedo, se convertirá en una joven bellísima, llena de gracia y encanto como han predecido las otras hadas, pero si un día se pinchara con un huso caería en un profundo sueño del que no despertaría jamás.
El asombro de los asistentes no conoce limite quedando todos inmóviles y aterrados, pero Carabús, triunfal y desdeñosa se ríe maléficamente mientras sus ratas bailan ahora a los diabólicos sones de la orquesta.Carabús intenta acercarse a la cuna de Aurora, pero interviene el hada Lila y con su poder le obliga a retirarse rezongando. El hada Lila que aún no había ofrecido sus dones a la princesita, anuncia a los consternados padres que a pesar de la maldición de Carabús, Aurora no morirá, sino que permanecerá en un estado de sueño durante cien años del cual la despertará finalmente con el beso de un príncipe que la ame sinceramente.
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