sábado, 25 de julio de 2020

MENTE SILENTE





El silencio no es definible. Cuando lo practicas, lo percibes, si tratas de entenderlo lo bloqueas, no lo veas como algo difícil
 o complejo, porque no es nada del otro mundo, porque solo es acallar la mente.
El silencio mental no es solamente la ausencia de pensamientos, mas vale se trata de suspender los juicios, de atestiguar sin interpretar.
Entrar en silencio se puede definir como aprender a pensar "SIN PALABRAS". Estamos acostumbrados a consultarlo todo en la mente, lo irónico es, los pensamientos ni siquiera son nuestros; y como nos acosan desde que tenemos uso de razón hemos terminado acostumbrándonos a ellos, quienes paran su dialogo interno y ya no interpretan, son pura percepción nunca se desilusionan o arrepienten, pues todo lo que hacen parte del centro de la decisión, han aprendido a luchar contra su mente en términos de autoridad y viven en el mas autentico estado de libertad.

En nuestra condición natural, nacimos del silencio y allí volveremos.

Lo que nos contamina son las ideas superficiales que se cuelgan de nosotros a partir de nuestra forma colectiva de vivir.
Los primates para disminuir la tensión dentro del grupo, dedican mucho tiempo a acariciarse, olerse, extraerse mutuamente los piojos.
Esto es genético no ha muerto en los humanos, solo que nosotros hemos a sustituir eso por intercambio de palabras, después de milenios de convivencia, hemos interiorizado esos intercambios al punto de que ya sea que estemos dormidos o despiertos nos muestra que nuestra mente no esta quieta, siempre esta hablando consigo misma; somos animales 
predatorios que ha fuerza de amenazarnos hemos terminado por convertirnos en rumiantes mentales.
Pasamos la vida regurgitando, una lista interminable de opiniones sobre casi todo o los pensamientos nos llegan en racimos, uno empalma con el otro hasta rellenar todo el espacio de la mente. Ese ruido mental no tiene ninguna utilidad, porque prácticamente en su totalidad esta dirigido al engrandecimiento de nuestro "EGO". El silencio debe ser intentado con animo de combate, porque los resortes del dialogo interno, se nutren de nuestra "HISTORIA PERSONAL".

El silencio se intenta crudamente, haciendo el esfuerzo, es cuestión de insistir una y otra vez. Ello no significa que reprimamos nuestros pensamientos, sino que aprendamos a controlarlos. El silencio empieza con una orden, un acto de voluntad que se convierte en el comando del águila (espíritu). Sin embargo hemos de tener en cuenta que mientras no nos impongamos no estaremos verdaderamente ahí sino en la imposición, hay que aprender a transformar la voluntad en intento. EL SILENCIO ES TRANQUILO, es un abandono, un dejarse ir. Produce una sensación de ausencia, como la que tiene un niño, cuando se queda mirando el fuego, uno debe luchar denodádamente para conseguirlo, pero después que ocurre el nuevo estado de conciencia se sostiene con naturalidad.

Es como poner el pie en la puerta, ya esta abierta, y es asunto de acumular suficiente energía para pasar al otro lado. De nada vale que nos esforcemos por, llegar al silencio si primero no le creamos condiciones favorables para que se sostenga. Un guerrero esta obligado a hacer algo muy simple, pero muy difícil "ordenar su vida".

Todos vivimos en una cadena de intensidad que llamamos "tiempo", el tiempo no se pierde, nos perdemos nosotros. Cuando una persona se conecta con el silencio interno, revalúa su tiempo, es decir que el "SILENCIO" es una aguda conciencia del presente".
Por primera vez en muchos años, nos sentimos libres del peso del ser, nosotros mismos y vemos la realidad que nos rodea. Una vez allí ya no estamos solos, una ayuda que viene de las entrañas del águila(espíritu) nos transporta en un mili-segundo a universos de sobriedad y conducta.

"Todo es silencio en torno, hasta las nubes van pasando calladas, como tropas de espectros que dispersan...las ráfagas heladas"...


































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