jueves, 25 de junio de 2020

LOS TIEMPOS DE LA HIPERMODERNIDAD





El eje central de la obra de Gilles Lipovetsky (1944) es el análisis del paso de la modernidad a la hipermodernidad en las sociedades desarrolladas. Francés de origen polaco, es profesor agregado de filosofía en la Universidad de Grenoble. En 1983 publicó La era del vacío, un texto en el que ya están puestos los cimientos de su visión de la sociedad actual. En él articula los grandes conceptos que le han proporcionado una reputación intelectual bien ganada: proceso de personalización, destrucción de las estructuras colectivas de sentido, hedonismo, consumismo, tensiones paradójicas en los individuos y en la sociedad civil, la seducción como forma de regulación social, rechazo de la violencia política y aumento de la consideración ciudadana de los valores de la democracia. La aparición en 1987 de El imperio de lo efímero convirtió a Lipovetsky en un intelectual globalizado con una inmensa capacidad de convocatoria.


Cuando Lyotard acuña el concepto de “postmodernidad” a finales de los años setenta y escribe que ya “se han acabado los grandes relatos”, se palpa en las sociedades desarrolladas de todo el mundo una potente sensación de liberación. El “narciso” cool, individualista y consumista que tan bien retrata Lipovetsky en La era del vacío y El imperio de lo efímero es un ser optimista en su gozo, un individuo que vive el presente, olvidado del pasado y sin preocupación por el futuro. Veinte años después, esa euforia de los años postmodernos ya no es la misma. En Los tiempos hipermodernos, Lipovetsky advierte al lector del fin de la euforia. El hedonismo del presente que caracterizó los años ochenta -la movida madrileña constituye una magnífica ilustración- ya no existe. En la hipermodernidad, el desempleo, la preocupación por la salud, las crisis económicas y un largo sinfín de virus que provocan ansiedad individual y colectiva se han introducido en el cuerpo social.
El análisis del cambio ocurrido en las dos últimas décadas es el objetivo de este volumen. Para Lipovetsky el desarrollo de la globalización y de la sociedad de mercado ha producido en estos años nuevas formas de pobreza, marginación, precariedad del trabajo y un considerable aumento de temores e inquietudes de todo tipo. Sin embargo, la sociedad hipermoderna no ha supuesto la aniquilación de los valores. Al contrario, el hedonismo ya no estimula tanto, la extrema derecha no ha tomado el poder y el conjunto de la sociedad no ha caído en desviaciones xenófobas y nacionalistas. La dinámica de la individualización personal no ha supuesto que la democracia pierda firmeza o se aleje de sus principios humanistas y plurales. Los derechos humanos siguen constituyendo uno de los principios morales básicos de la democracia. La dinámica del individualismo refuerza, en opinión de Lipovetsky, la identificación con el otro. El culto al bienestar conduce, aunque parezca paradójico, a que los individuos sean más sensibles En la sociedad hipermoderna el peligro no viene por algo que precisamente la caracteriza, lo que Lipovetsky denomina hiperconsumo. “Cuanto más se impone la comercialización de la vida, más celebramos los derechos humanos. Al mismo tiempo, el voluntariado, el amor y la amistad son valores que se perpetúan e incluso se fortalecen”. El peligro viene para Lipovetsky de otra parte. Procede de lo que él denomina una inquietante fragilización y desestabilización emocional de los individuos. La debilidad de cada uno tendría su origen en el hecho de que cada vez estamos menos pertrechados para soportar las desgracias de la existencia, y ello no porque el culto al éxito o al consumo provoque esa fragilidad, sino porque las grandes instituciones sociales han dejado de proporcionar la sólida armazón estructuradora de antaño. De ahí vendría la ola de trastornos psicosomáticos, depresiones y demás angustias con las que las distintas industrias que producen psicofármacos se enriquecen.
En el prólogo debido a Pierre-Henri Tavoillot se advierte que el presente volumen procede de los actos que el Collège de Philosophie consagró al trabajo de Lipovetsky. Sébastien Charles, profesor de filosofía de la Universidad de Sherbrooke (Canadá), es autor de “El individualismo paradójico”, capítulo introductorio al pensamiento de Lipovetsky con el que se abren estas páginas. En dicho texto se presenta una excelente exposición de lo que ha significado la obra de Lipovetsky en el panorama intelectual de las tres últimas décadas. Charles es asimismo autor de la conversación con Lipovetsky en la éste traza sus años de formación en Francia, lo que supuso para él la obra de Castoriadis, el abandono del marxismo y su posterior interés por la moda, el lujo, la sexualidad. El texto de Lipovetsky sostiene y articula un volumen que constituye una magnífica llave para abrir y entender el significado de la hipermodernidad

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