EL " I CHING " BAJO LA LUPA DE CARL GUSTAV JUNG
Hay un proverbio Chino que dice "QUE ELLOS INVENTARON LA BRÚJULA PARA ENCONTRAR EL CAMINO EN LA VIDA Y AL "I CHING", PARA ENCONTRAR EL CAMINO ESPIRITUAL QUE LOS LLEVE A UN NIVEL SUPERIOR DE VIDA"
Carl Gustav Jung |
Un antiguo adepto dijo " Pero si el hombre erróneo usa el medio correcto, el medio correcto actúa erróneamente". Ese proverbio de la Sabiduría China, por desgracia tan solo demasiado cierto, esta en abrupto contraste con nuestra creencia en el metodo "correcto", independientemente del hombre que lo emplea, en verdad todo depende, de esas cosas, del hombre, y poco o nada del método, el método es ciertamente solo un camino, y la dirección que uno toma, mediante lo cual el como de su obrar es la fiel expresión de su ser.
Si esto no es así el método no es mas que una afectación, algo artificialmente aprendido como un agregado, sin raices ni savia,, sirviendo al objetivo ilegal de auto-
encubrimiento, un mediode ilusionarse sobre
si mismo y escapar a la ley tal vez implacable del mismo ser. Menos que nada esto tiene que ver con la firme raigambre y fidelidad a si mismo del pensar Chino, por el contraste es renuncia al propio ser. Traición a si mismo a Dioses foráneos e impuros, una maniobra cobarde para usurpar superioridad anímica todo aquello, que en lo profundo, esta en contra del sentido del método Chino, pues sus penetrantes concepciones se han originado en el vivir mas pleno, mas autentico y mas fiel, en esa vida cultural China inmemorial, coherente-mente crecida, de manera lógica e insoluble de los instintos mas hondos, vida que es para nosotros, de una vez por todas, distante e inimitable. La imitación accidental es trágica por ser un malentendido no psicológico tan estéril como las modernas escapadas a Nueva Méjico, las
beatificas islas de los mares del sur y el África Central, donde se juega en serio a ser primitivo", a fin que el hombre de la cultura occidental escape en secreto a sus amenazantes tareas, no se trata de imitar, y hasta de evangelizar, inorgánicamente lo foráneo sino de reconstruir la cultura occidental, que padece de mil males, y ello debe hacerse en el lugar adecuado, con sus problemas al hombre europeo con su trivialidad occidental, con sus problemas matrimoniales, sus neurosis, sus ilusorias ideas sociales y políticas, y su completa desorientación en lo que respecta al modo de considerar el mundo.
Confiésese mejor que, en el fondo, no se comprende lo recóndito y esotérico de un texto como este, y aunque no se lo quiera comprender.
A de sospecharse en fin que ese enfoque anímico, que posibilita dirigir la vista de tal modo hacia dentro puede ser solo desligado así del mundo porque aquellos hombres colmaron de tal manera las exigencias instintivas de su naturaleza, que poco o nada les impide percibir la esencia invisible del mundo?
¿ Ha de ser quizas condición de tal mirar la liberación de esos apetitos y ambición y pasiones que nos detienen en lo visible, y ha de resultar esta liberación precisamente de una satisfacción plena de sentido de las exigencias instintivas y no de su represion prematura y nacida de la angustia ? ¿ Quedara quizas libre la mirada para lo espiritual cuando la ley de la tierra sea observada?. Quien este al tanto de la historia de la moral China, y ademas haya estudiado cuidadosamente el "I CHING", ese libro de sabiduría que que penetra hace miles de años todo el pensar Chino, por cierto que no desechara sin mas esas dudas, sabrá también que las opiniones de nuestro texto no son en el sentido Chino nada inaudito sino sencillamente consecuencias psicológicas inevitables para nuestra característica cultural del espíritu cristiano lo positivo y digno del esfuerzo de la búsqueda fue, durante la mayor parte del tiempo, simplemente el espíritu y la pasión del espíritu solo cuando en el ocaso de la Edad Media, es decir en el curso del siglo XIX, el espíritu comenzó a degenerar en intelecto, surgió una reacción contra el insoportable predominio del intelectualismo, que cometió en primer lugar, por cierto perdonable, de confundir intelecto con espirito y acusar a este de los delitos de aquel. El intelecto es, efectivamente, nocivo, para el alma cuando se permite la osadía de querer entrar en posesión de la herencia del espíritu para lo que no esta capacitado bajo ningún aspecto, ya que el espíritu es algo mas alto que el intelecto puesto ya que no solo abarca a este sino también a los estados afectivos es una dirección y un principio de vida que aspira a alturas luminosas, sobrehumanas por lo tanto nunca dejo de reconocer la paradoja y la polaridad de lo viviente. Los opuestos siempre se equilibran- un signo de alta cultura; mientras que la unilateralidad, aunque siempre presta impulso es por ello un signo de barbarie. No puedo considerar la reacción que surge en occidente contra el intelecto, a favor de Eros o a favor de la intuición de otra manera que como un signo de progreso cultural. Una ampliación de la conciencia por encima y mas allá de los confines demasiado angosto de un intelecto tiránico.
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