jueves, 2 de abril de 2020

TRANSITAR EL SENDERO





La vida es una secuencia de sensaciones de un enorme espectro, por el que transitamos zigzagueante, sin rectas ni esquinas, con luces y sombras, y en ese andar en la medida    
que avanzamos, vamos dejando detrás una impronta que la vida recoge y con su cincel va modelando nuestro destino, así en la medida que vamos recogiendo luces y sombras, algunas tenebrosas que nos persiguen, al decir del poeta " a veces vienen delante y a veces vienen detrás", claroscuros, pero el cincelado no se detiene, es dinámico y mutante, delatado por nuestra emisión de colores espectrales que irradiamos, a veces tan psicodélicos y delirantes como los sueños mismos, a veces plenos de felicidad como otros tantos de sufrimientos profundos, si, la polaridad de la vida. Ese sendero escarpado que nos espera y que nos conduce en una dirección incierta, pero siempre asumiendo que la vida es una tragicomedia con destellos de felicidad...los senderos que nos propone la vida, tienen mucha similitud con esos pequeños y escondidos senderos de montaña, que sabemos donde comienzan pero no donde terminan, pues suben, bajan, caracolean, por momentos transitables y en otros llenos de piedras, pero eso no importa porque nuestra vista esta apreciando en cada recodo una nueva fase de la belleza que nos rodea y asi los disfrutamos sin preocuparnos mucho hacia donde van, solo gozando el placer de caminarlos, y asi ese sendero interior que nace con nosotros cuando llegamos al mundo, nunca va ha ser lineal, va ha estar lleno de decoros y en cada uno de ellos descubriremos una nueva experiencia de vida. y tenemos que comprender que la dicha de estar vivos consiste en eso, en poder recorrer nuestro sendero interior, descubriendo lo y gozan dolo si estar a la expectativa de ha donde llega, también estará lleno de sorpresas buenas y malas, algunas muy difíciles se superar, pero entenderlo como lo que es, el sendero con que vamos atravesando la vida, nos hará mas fuertes y receptivos para apreciarlo en toda su grandeza. Pues asi como su inicio nos recibió a nuestra llegada al mundo, su final sera también el final de nuestra vida. Porque ese sendero nunca se acaba: Y si solo lo caminamos para encontrar la felicidad en su final, seremos seres corriendo detrás de una utopía, pues tanto la felicidad como el dolor, la risa como el llanto están acá, en ese sendero que recorremos día a día, solo lo tenemos que aprender de las experiencias que recogemos, a caminarlo con mas felicidad, con mas seguridad, siempre abierto nuestro espíritu a lo que pueda depararnos una nueva vuelta de ese querido camino interior para enriquecerlo y sentirlo como el sendero que nos hace mejores personas.















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