jueves, 21 de noviembre de 2019

MANIPULACION POR REDES SOCIALES

Manipulación por redes sociales, un riesgo sin fronteras

De 2016 a la fecha han tomado relevancia investigaciones relacionadas con el alcance que tiene la tecnología para difundir narrativas que cambien la forma en que se percibe al mundo y se interpreta la realidad; en consecuencia, la manera en que eso termina por llevar a la gente a que tomen ciertas decisiones y realicen determinadas acciones. Por ejemplo, inducir la votación en una elección.
Fue solo hasta que esta práctica se ejerció en Inglaterra, con el referéndum del Brexit, y la pasada elección presidencial de Estados Unidos, que las mayores empresas de Internet, Google, Facebook y Twitter, por presión de las autoridades, empezaron a colaborar con las respectivas investigaciones. Aunque desde mucho antes ellos sabían de este poder de influencia.
En un estricto sentido el modelo no es nuevo, en 2008 Barack Obama lo aprovechó haciendo campaña en Facebook y YouTube, pero apenas se está entendiendo como cambia el acuerdo social y sus consecuencias a largo plazo.
En el caso específico de las redes sociales se ha logrado aprovechando las diferencias sociales amplificando y radicalizando los discursos discordantes, o en su defecto causando confusión.
La ciencia de datos se convirtió en uno de los nuevos frentes que ha cambiado la forma de hacer política, pero también está generando profundos cambios en el acuerdo social alrededor del mundo. De ahí la importancia de entender los riesgos de seguridad cognitivos, el ciclo de polarización, y la desindividuación, que nos hace socialmente vulnerables a la manipulación en línea.

Información, la nueva arma

Fue en 2014 cuanto el centro de Comunicación Estratégica de Excelencia de la OTAN lanzó el primer reporte documentando el uso de las redes sociales y blogs, que al menos desde 2012 habían emprendido una intensa campaña de desinformación para influir socialmente acerca del conflicto entre Rusia y la anexión de Ucrania.
A partir de ese conflicto OTAN propuso los términos “Guerra Alternativa”, cuando el principal medio de que se utiliza es la información, y “Guerra Híbrida” cuando ya se integra con los medios de conflicto bélico. Es por el potencial de alcance y consumo de los medios digitales que la información es ahora considerada un arma, la “weaponización” de la información.





El objetivo es desinformar, causar confusión y reducir la confianza en las instituciones, los medios de comunicación tradicionales y hasta en otros conciudadanos quienes no concuerdan con la narrativa inducida.
La duda en medios tradicionales potencia el manejo de los llamados “medios alternativos”. El problema es que los medios alternativos también suelen ser medios respaldando intereses con agenda clara y específica.
La estrategia se enfoca principalmente contra políticos, responsables de la toma de decisiones y elementos sociales, combinando interacciones de coerción y coacción. Su mayor logro es agravar la polarización en la sociedad. Construir una narrativa para una audiencia lista para recibirla sin cuestionarla aprovechando el clima social no se hace con el fin explícito de favorecer a uno u a otro. Más bien, se busca crear confusión y agravar los problemas existentes.

Desde todo el mundo

Las interacciones en los medios digitales son un nuevo frente mediante el cual un poder, extranjero o local, puede influir en la estructura social y sus decisiones. Esa es una de las formas actuales en las que un poder extranjero puede interferir en los asuntos políticos de un país. La información manipulada y tendenciosa se vuelve un arma.
Los nuevos “ejércitos” no son hombres armados listos para entrar al campo de conflicto, ahora son operadores perfectamente capacitados para irrumpir en las interacciones digitales donde es de mayor utilidad causar enojo y discordia, el troleo. Y al mensaje que se busca hacer llegar a la mayor audiencia posible, se amplifica con la utilización de herramientas automatizadas, los (ro)bots.
Las investigaciones donde han colaborado Facebook y Twitter dan una idea del alcance de esta forma de operar, que por la apertura del acceso a internet, no conoce fronteras.
Se le toma como referencia por el precedente, pero las investigaciones muestran que esto no solo ha sido realizado por Rusia¹, como el caso del Brexit o Estados Unidos, sino que se han operado campañas de influencia, locales o hacia otros países, desde Indonesia, Paquistán, India, Filipinas, Irán, Macedonia, Myanmar, Bangladesh, Venezuela, entre otros².


En México este es un problema que ha sido gravemente subestimado, o bien, utilizado como parte de las campañas de polarización política. El riesgo es real, solo que no ha sido atendido con la seriedad que amerita. Nunca llegó el submarino con el oro de los rusos, pero lo que si llegó, fue el 31 de enero del presente 2019 el reporte de Facebook avisando la remoción de 783 páginas, grupos y usuarios, operando desde Irán e influyendo, entre otros países, en México³.
Posiblemente solo es que no se han hecho las preguntas correctas ni se ha llegado al fondo de temas que han quedado pendientes, como Cambridge Analytica, cuya empresa ha estado en el centro de muchas de las investigaciones que se han realizado al respecto de estos modelos de manipulación. Ahora se sabe también de los intereses, internacionales, que hay alrededor de ella. Y esta por abrir oficina en México una empresa relacionada con ellos






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