sábado, 1 de agosto de 2020

EL DIAMANTE Y EL HOMBRE




EL DIAMANTE ES LA GEMA MAS PRECIADA DEL MUNDO. SU DUREZA, TRANSPARENCIA Y BRILLO RESPLANDECIENTE, NO TIENE IGUAL. SU NOMBRE DERIVA DE LA PALABRA "ADAMAS" QUE SIGNIFICA "INVENCIBLE".
Sin embargo su composición es muy simple: moléculas de carbono.
Su dureza se debe a su estructura interna, ordenada en forma piramidal: si ponemos cualquiera de sus lados como base, podremos contar los átomos de carbono por capas, teniendo la primera uno, la segunda cuatro, la tercera nueve y la cuarta dieciséis, lo que hace una sucesión de cuadrados  12, 22, 32 y 42.
Recojamos las lecciones que encontramos en la naturaleza.
Carbón y diamante tienen la misma composición pero se diferencian en el orden interior de sus moléculas de carbono.
 en el primer caso, estas moléculas se encuentran desordenadas y caóticas, produciendo la opacidad del carbón y su frágil consistencia. En cambio, en el diamante vemos un orden inteligente que da paso a la claridad y a la luz.

De igual manera , un hombre sin orden es frágil y oscuro. Pero el hombre que pone orden en sus pensamientos, sentimientos y acciones sera internamente fuerte, brillante y valeroso.

Para poder ordenar, necesitamos la luz del conocimiento, aquella que disipa la ignorancia y nos permite cambiar las dudas por convicciones, la fragilidad por fortaleza, el temor por la seguridad, la existencia sin sentido por una vida dirigida hacia un ideal de perfección. El ideal es como ese fuego a altas temperaturas que necesita el carbón para transmutarse en diamante. Cuando este conocimiento es puesto en acción con el poder de nuestra voluntad, empezamos a organizarnos por dentro, nos acercamos a la sabiduría y, como el diamante, podemos irradiar luz a nuestro alrededor.

Pero el carbón se forjo también con altas presiones, hasta convertirse en diamante. Igualmente el hombre atraviesa en su vida numerosas dificultades, que en realidad son oportunidades para aprender y crecer. Según sea su actitud ante la adversidad, o se "quiebra" o se fortalece. La lucha con la adversidad nos hace fuertes y nos concede confianza en nosotros mismos.. Si lucha la semilla para abrirse y elevarse como árbol. Si lucha la oruga hasta salir de su crisálida y convertirse en mariposa, si lucha el carbón hasta convertirse en diamante ¿Porque el hombre no libraría una batalla interna para realizarse plenamente?

Entre el carbón y el diamante hay un largo camino de perfeccionamiento. Este es el camino metafísico que todos los seres transitamos, seamos conscientes de ello o no. Tenemos un punto de partida y un destino al cual llegar. Pero ¿ Como encontrar ese camino y transitar por el sin extraviarnos?
Guiándonos con la luz del conocimiento, la luz de la sabiduría de aquellos hombres sabios que marchan por delante de nosotros. Despertemos al "filosofo o amante de la sabiduría" que todos llevamos adentro.






























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