VIRUELA NEGRA O BOMBA BIOLÓGICA QUE DESTRUYO TENOCHTITLAN
Mucho se ha dicho ya sobre La Conquista de México. Que los españoles violaron mujeres, saquearon aldeas, y que los mexicas los veían como dioses de cuatro patas ungidos con hierro: monstruos impenetrables que todo lo devoraban. Pero la Historia insiste en matizar algunos hechos. Entre ellos, la ferocidad con la que los españoles arremetieron contra la futura República Mexicana.
Es cierto que la Malinche sirvió de intermediaria entre Hernán Cortés y Moctezuma Xocoyotzin. Y que incluso existió una especie de amable convivencia entre ambos. Pero también habría que considerar el suceso a la luz de diversos factores que, en su conjunto, provocaron la caída del imperio mexica. No se están negando todos los actos de violencia que se les atribuyen a Hernán Cortés y sus hombres, pero –digamos que– ellos no hicieron el trabajo solos, otras tribus que vivían sometidas bajo el yugo mexica y algunos fenómenos de orden biológico permitieron que los españoles crearan la Nueva España.
Cuando las naves desembarcaron en Zempoala, Veracruz, traían consigo, una bomba biológica cuyo nombre era Francisco de Eguía y el cual transportaba dentro de su cuerpo billones de células que contenían el virus de la viruela negra.
Los mayas pensaron que la enfermedad era obra de los dioses Ekpetz, Uzannkak y Zojakak, que volaban de noche por el pueblo e infectaban a la gente. Los aztecas culparon a Tezcatlipoca y Xipe, e incluso se hablaba de la magia negra que utilizaban los hombres blancos. Así, la viruela era llamada en lengua náhuatl como tomonaliztli, cocoliztli, o huey zahuatl, que significa algo así como “granos grandes”.
De acuerdo con el historiador israelí Yuval Noah Harari, en México existían 22 millones de personas, pero para finales de 1520, sólo quedaban 14 millones. La viruela había cobrado factura y su costo contribuyó a la conquista de México. Pero ese fue sólo el principio. A la viruela siguieron oleadas de sarampión, gripe y otras enfermedades infecciosas que no habían tocado nunca suelo americano. En su libro Plagues and People, William H. McNeill’s estima que para 1620 sólo quedaban 1.6 millones de indígenas en México.
La viruela se instauró en México y aunque se fue controlando con el paso de los siglos, hasta que en 1980 la Organización Mundial de Salud declaró que el virus había sido erradicad. En 1915 hubo un brote que mató a 70 mil personas y, todavía en 1947, un mexicano viajó a Nueva York e inició ahí un pequeño brote de viruela, que si bien, no tuvo grandes repercusiones, se suscribe en la historia como testimonio de las armas biológicas humanas.
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