LA FILOSOFIA MODERNA
Los pensadores y filósofos de la filosofía moderna se dividen en 4 grupos: El racionalismo: Su apogeo abarca desde el año 1640 hasta el 1700. Su mayor exponente y también considerado padre de la filosofía moderna fue René Descartes (1596-1650) cuya f
Filosofía moderna
La filosofía moderna es aquella filosofía desarrollada durante la edad moderna y asociada con la modernidad. No es una doctrina concreta o escuela (por lo que no debe ser confundida con movimientos específicos como el Modernismo), a pesar de que muchos autores de esta era comparten ciertos supuestos comunes, lo cual ayuda para distinguirla de filosofía anterior y posterior.1
El siglo XVII marca el inicio de la filosofía moderna, mientras que el comienzo del siglo XX marca aproximadamente su fin. Cuánta parte del Renacimiento debería ser incluido como parte de la filosofía moderna es un asunto controvertido: el Renacimiento Temprano es a menudo considerado menos moderno y más medieval comparado al Alto Renacimiento más tardío.2 También se debate si la modernidad ha acabado o no en el siglo XX y si ha sido reemplazada por la posmodernidad. Cómo uno decide estas cuestiones determina el alcance del uso del concepto de «filosofía moderna». Otro de estos usos es datar la filosofía moderna desde la «Era de la Razón», donde la filosofía sistemática se hizo común, lo cual excluye a Erasmo de Rotterdam y a Nicolás Maquiavelo como «filósofos modernos». Otra forma es fecharla, de la misma forma que la mayoría del período moderno está fechado, desde el Renacimiento. Para algunos, la filosofía moderna terminó en 1800 con el surgimiento del hegelianismo y del idealismo. Una visión general tendría entonces a Erasmo de Rotterdam, Francis Bacon, Nicolás Maquiavelo y Galileo Galilei como representantes del auge del empirismo y del humanismo.
Durante los siglos XVII y XVIII, las figuras importantes en filosofía de mente, epistemología y metafísica se podían dividir aproximadamente en dos grupos principales. El racionalismo, dominante en Francia y Alemania, que argumentaba que todo conocimiento tiene que empezar de ideas innatas en la mente. Racionalistas importante fueron René Descartes, Baruch Spinoza, Gottfried Leibniz, y Nicolas Malebranche. El empirismo, por otro lado, defendió que el conocimiento siempre empieza por la experiencia sensorial que recibimos a través de los sentidos. Figuras importantes de esta línea de pensamiento fueron John Locke, George Berkeley y David Hume. La ética y la filosofía política generalmente no se subsume dentro de estas categorías, aunque todos estos filósofos trabajaron en la ética en sus estilos distintivos propios. Otras figuras importantes en filosofía política incluyen Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau.
A fines del siglo XVIII, Immanuel Kant estableció un sistema filosófico innovador que pretendía reconciliar el racionalismo y el empirismo. Ya sea que tuviera o no razón, la terminar la disputa filosófica continuó. Kant influyó fuertemente en las obras filosóficas alemanas a principios del siglo XIX, comenzando así la tradición del idealismo alemán. El tema característico del idealismo fue que el mundo y la mente deben entenderse de acuerdo a las mismas categorías. El idealismo alemán culminó con el trabajo de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien, entre muchas otras cosas, dijo que «lo real es racional; lo racional es real».
El trabajo de Hegel se llevó en muchas direcciones por diversos seguidores y críticos. Karl Marx se apropió tanto de la filosofía de la historia de Hegel como de la ética empírica y la teoría económica de tradición inglesa, transformando las ideas de Hegel en una forma estrictamente materialista, estableciendo así las bases para el desarrollo de una ciencia de la sociedad. Søren Kierkegaard, en cambio, descartó todo intento de filosofía sistemática como guía inadecuada para la vida y su significado. Para Kierkegaard, la vida es para ser vivida, no planteada como un misterio a resolver. Arthur Schopenhauer llevó el idealismo a la conclusión de que el mundo no era más que un inútil juego de imágenes y deseos, y defendió el ateísmo y el pesimismo. Las ideas de Schopenhauer fueron retomadas y transformadas por Nietzsche, quien proclamó «Dios está muerto» y rechazó toda filosofía sistemática y todos los esfuerzos por una verdad fija que trascienda al individuo. Nietzsche consideró que esto no llevaba al pesimismo, sino a la posibilidad de un nuevo tipo de libertad.
La filosofía británica del siglo XIX de a poco fue dominada por el pensamiento neohegeliano y como reacción contra esto, figuras como Bertrand Russell y George Edward Moore crearon el movimiento de la filosofía analítica, que es esencialmente una actualización del empirismo tradicional acomodando la invención de la lógica moderna por el matemático alemán Gottlob Frege.
Contexto[editar]
Filosofía renacentista[editar]
La filosofía renacentista, o filosofía del Renacimiento, es la filosofía que se desarrolló principalmente entre los siglos XV y XVI, comenzando en Italia y avanzando hacia el resto de Europa.
En el Renacimiento, la filosofía todavía era un campo muy amplio que abarcaba los estudios que hoy se asignan a varias ciencias distintas,4 así como a la teología. Teniendo eso en cuenta, los tres campos de la filosofía que más atención y desarrollo recibieron fueron la filosofía política, el humanismo y la filosofía natural.4
En la filosofía política, las rivalidades entre los estados nacionales, sus crisis internas y el comienzo de la colonización europea de América renovaron el interés por problemas acerca de la naturaleza y moralidad del poder político, la unidad nacional, la seguridad interna, el poder del Estado y la justicia internacional.4 En este campo destacaron los trabajos de Nicolás Maquiavelo y Jean Bodin.4
El humanismo fue un movimiento que enfatizó el valor y la importancia de los seres humanos en el universo,4 en contraste la filosofía medieval, que siempre puso a Dios y al cristianismo en el centro. Este movimiento fue, en primer lugar, un movimiento moral y literario, protagonizado por figuras como Erasmo de Rotterdam, Santo Tomás Moro y Michel de Montaigne.4
La filosofía de la naturaleza del Renacimiento quebró con la concepción medieval de la naturaleza en términos de fines y ordenamiento divino, y comenzó a pensar en términos de fuerzas, causas físicas y mecanismos.4 Hubo además un retorno parcial a la autoridad de Platón por sobre Aristóteles, tanto en su filosofía moral, en su estilo literario como en la relevancia dada a la matemática para el estudio de la naturaleza.4 Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Johannes Kepler, Leonardo da Vinci y Galileo Galilei fueron precursores y protagonistas en esta revolución científica, y Francis Bacon proveyó un fundamento teórico para justificar el método empírico que habría de caracterizar a la revolución. Por otra parte, en la medicina, el trabajo de Andreas Vesalius en anatomía humana revitalizó la disciplina y brindó más apoyo al método empírico.4 La filosofía de la naturaleza renacentista tal vez se explica mejor por dos proposiciones escritas por Leonardo da Vinci en sus cuadernos:
- Todo nuestro conocimiento tiene sus orígenes en nuestras percepciones.
- No hay certeza en la que no se puedan usar ninguna de las ciencias matemáticas ni ninguna de las ciencias derivadas de las ciencias matemáticas.
De manera similar, Galieo basó su método científico en experimentos, pero también desarrolló métodos matemáticos para su aplicación a problemas de física, un ejemplo temprano de física matemática. Estas dos formas de concebir el conocimiento humano formaron el fondo para el inicio del empirismo y el racionalismo, respectivamente.4
Otros filósofos del renacimiento influyentes fueron Pico della Mirandola, Nicolas de Cusa, Michel de Montaigne, Francisco Suárez, Erasmo de Róterdam, Pietro Pomponazzi, Bernardino Telesio, Johannes Reuchlin, Tommaso Campanella, Gerolamo Cardano y Luis Vives.Ilustración[editar]
La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual, primordialmente europeo,5 que nació a mediados del siglo XVIII y duró hasta los primeros años del siglo XIX. Fue especialmente activo en Francia, Inglaterra y Alemania.6 Inspiró profundos cambios culturales y sociales, y uno de los más dramáticos fue la Revolución francesa. Se denominó de este modo por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la ignorancia de la humanidad mediante las luces del conocimiento y la razón.7 El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces8 y del asentamiento de la fe en el progreso.
Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos científicos, económicos, políticos y sociales de la época. Este tipo de pensamiento se expandió en la burguesía y en una parte de la aristocracia, a través de nuevos medios de publicación y difusión, así como reuniones, realizadas en casa de gente adinerada o de aristócratas, en las que participaban intelectuales y políticos a fin de exponer y debatir acerca de ciencia, filosofía, política o literatura.
Madame de La Fayette, Lady Mary Wortley Montagu, Olympe de Gouges y Mary Chudleigh fueron escritoras y activistas que trataron de extender los cambios que la Ilustración promovía a la situación de la mujer. [cita requerida]Corrientes[editar]
Racionalismo[editar]
El racionalismo es una corriente filosófica que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento. Contrasta con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción.
El racionalismo se desarrolló en Europa continental durante los siglos XVII y XVIII. Tradicionalmente, se considera que comienza con René Descartes y su expresión «pienso, luego existo». Descartes decía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Descartes aseguraba que solo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales, contrario en su totalidad a la idea que manejaba el movimiento empirista. A partir de aquellas verdades es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.
El racionalismo sostiene que la fuente de conocimiento es la razón y rechaza la idea de los sentidos, ya que nos pueden engañar; defiende las ciencias exactas, en concreto las matemáticas. Descartes quería volver a la filosofía en un conocimiento científico, por lo tanto darle un método científico, por lo que se basó en las matemáticas, que se consideraban como una ciencia segura, por ello se dio a la tarea de describir el principio de la matematización, en su libro Discurso del método, para realizar una investigación filosófica, el método consiste de cuatro reglas:9
- Evidencia: solo es verdadero todo aquello que no emite ninguna duda al pensamiento.
- Análisis: Reducir lo complejo a partes más simples para entenderlo correctamente.
- Deducción: Permitir a la operación racional deductiva el peso de la investigación, para encontrar las verdades complejas a partir de la deducción de las simples.
- Comprobación: Comprobar si lo descubierto a partir de la razón fue conseguido a través de estas reglas antes mencionadas.
El racionalismo nasistodológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del siglo XIX, el racionalismo ha jugado un papel antirreligioso en la teología.
El término racionalismo tiene un significado muy amplio: en general, llamamos racionalista a toda posición filosófica que prima el uso de la razón frente a otras instancias como la fe, la autoridad, lo irracional, la experiencia empírica, etc. Es racionalista todo aquel que cree que el fundamento, el principio supremo, es la razón. Junto con ello, cabe ser racionalista en relación con un género de cuestiones y no serlo en relación con otro. El término racionalismo se usa comúnmente en la historia de la filosofía para designar una cierta forma de fundamentar el conocimiento: cabe pensar que el conocimiento descansa en la razón, o que descansa en la experiencia sensible; así, puesto que valoraron más la razón que los sentidos, podemos llamar racionalistas a Parménides, Platón y Descartes; y podemos decir que Aristóteles, Santo Tomás y, por supuesto, Hume, tienden al empirismo, dado el valor que dieron a la experiencia sensible o percepción.
Algunos racionalistas influyentes fueron Christian Wolff, René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz.Empirismo[editar]
El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia y la evidencia, especialmente la percepción sensorial, en la formación de ideas y adquisición de conocimiento, sobre la noción de ideas innatas o tradición.10 Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no solo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los conceptos y estos encuentran en lo sensible su justificación y su limitación.
El término «empirismo» proviene del griego έμπειρία, cuya traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabra experiencia.
El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre todo en el Reino Unido desde la Baja Edad Media. En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían a través de su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier utilidad.11
Se suele considerar en contraposición al racionalismo, más característico de la filosofía continental. Hoy en día la oposición empirismo-racionalismo, como la distinción analítico-sintético, no se suele entender de un modo tajante, como lo fue en tiempos anteriores, y más bien una u otra postura obedece a cuestiones metodológicas, heurísticas o de actitudes vitales, más que a principios filosóficos fundamentales.
El empirismo también se opone al historicismo, ya que tanto el empirismo como el racionalismo son teorías individualistas del conocimiento, mientras que el historicismo es una epistemología social. Si bien el historicismo también reconoce el papel de la experiencia, difiere del empirismo al suponer que los datos sensoriales no se pueden entender sin considerar las circunstancias históricas y culturales en las que se hacen las observaciones
En relación a la ciencia, el empirismo no se debe mezclar con la investigación empírica, ya que las diferentes epistemologías se deben considerar puntos de vista opuestos sobre la mejor manera de hacer estudios. Sin embargo, entre los investigadores hay cierto consenso de que los estudios deben ser empíricos. Por lo tanto, el empirismo actual se debe entender como uno entre los ideales en competencia de obtener conocimiento. Como tal, el empirismo se caracteriza primeramente por el ideal para permitir que los datos de la observación «hablen por sí mismos», mientras que los puntos de vista opuestos se oponen a este ideal. El empirismo, por lo tanto, no solo se debe entender en relación con cómo este término se ha utilizado en la historia de la filosofía. También se debe interpretar de una manera que permita distinguir el empirismo entre otras posiciones epistemológicas en la ciencia contemporánea. En otras palabras: el empirismo como concepto se debe construir junto con otros conceptos, que juntos hacen posible discriminaciones importantes entre los diferentes ideales subyacentes de la ciencia contemporánea.[aclaración requerida][cita requerida]
Respecto del problema de los universales, los empiristas suelen simpatizar y continuar con la crítica nominalista iniciada en la Baja Edad Media.
Algunos empiristas influyentes fueron John Locke, George Berkeley, David Hume y Francis Bacon.Idealismo[editar]
El idealismo, o inmaterialismo, es la familia de teorías filosóficas que afirman la primacía de las ideas o incluso su existencia independiente. Afirman que la realidad, o la realidad que podemos conocer, es fundamentalmente un constructo de la mente o inmaterial. El idealismo supone que los objetos no pueden tener existencia sin que haya una mente que esté consciente de ellos. Para poder conocter las cosas, se debe tomar en cuenta la conciencia, las ideas, el sujeto y el pensamiento.
El materialismo rechaza el idealismo. El idealismo no es precisamente antagónico al realismo pues hay filosofías idealistas (idealismo objetivo) que postulan una existencia de objetos abstractos independientes del observador.
Epistemológicamente, el idealismo se manifiesta como un escepticismo sobre la posibilidad de saber cualquier cosa independiente de nuestra mente. En un sentido sociológico, el idealismo enfatiza cómo las ideas humanas, especialmente las creencias y los valores, dan forma a la sociedad.12 Como doctrina ontológica, el idealismo va más allá, afirmando que todas las entidades están compuestas de mente o de espíritu.13 El idealismo rechaza así las teorías físicalistas y dualistas, que no atribuyen prioridad a la mente. Una versión extrema de este idealismo puede existir en la noción filosófica del solipsismo.
En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, rechazando ambas posturas y proponiendo una alternativa. Según Kant, si bien todo nuestro conocimiento empieza con la experiencia, no todo se origina de ella,12 pues existen ciertas estructuras del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las condiciones que la hacen posible. La filosofía del siglo XIX se caracterizó en gran parte por ser una reacción a su filosofía,13 comenzando con el desarrollo del idealismo alemán.
Algunos idealistas influyentes fueron Immanuel Kant, Johann Gottlieb Fichte, Friedrich Wilhelm Joseph Schelling, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Arthur Schopenhauer y Francis Herbert Bradley.Existencialismo[editar]
El existencialismo14 es una corriente filosófica que sostiene que la existencia precede a la esencia y que la realidad es anterior al pensamiento y la voluntad a la inteligencia. Los filósofos existencialistas se centraron en el análisis de la condición humana, la libertad y la responsabilidad individual, las emociones, así como el significado de la vida. Sostienen que el punto de partida del pensamiento filosófico debe ser el individuo y las experiencias subjetivas fenomenológicas del individuo. Sobre esta base, los existencialistas sostienen que la combinación del pensamiento moral y el pensamiento científico son insuficientes para entender la existencia humana, y, por lo tanto, es necesario un conjunto adicional de categorías, gobernadas por la norma de autenticidad, para entender la existencia humana.151617 Kierkegaard y Nietzsche sentaron las bases para la filosofía existencialista.10
No se trata de una escuela filosófica homogénea ni sistematizada, y sus seguidores se caracterizan principalmente por sus reacciones contra la filosofía tradicional. Actualmente se consideran tres tipos de "escuelas" existencialistas: el existencialismo cristiano, el existencialismo agnóstico y el existencialismo ateo.
El existencialismo tuvo su origen en el siglo XIX y se prolongó aproximadamente hasta la segunda mitad del siglo XX. Algunos existencialistas influyentes fueron Søren Kierkegaard, Friedrich Nietzsche, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Karl Jaspers, Gabriel Marcel, Martin Heidegger y Albert Camus.Fenomenología[editar]
La fenomenología (del griego antiguo φαινόμενoν 'aparición, fenómeno' y λογος 'estudio, tratado') es el estudio filosófico del mundo en tanto se manifiesta directamente en la conciencia; el estudio de las estructuras de la experiencia subjetiva. Aunque es una empresa completamente empírica (en la tradición de Locke, Hume y Kant), se distingue de la ciencia por no intentar explicar los fenómenos en términos de objetos externos al sujeto (noúmeno), sino que se limita a describirlos y entenderlos en sus propios términos; de manera similar a como un pintor analizaría su visión de una escena para lograr reproducirla.
Es un amplio movimiento filosófico fundado en los primeros años del siglo XX por Edmund Husserl, quien la describía como una «psicología descriptiva», y luego fue ampliado por un círculo de sus seguidores en las universidades de Göttingen y Munich en Alemania. Esta filosofía se extendió luego a Francia, Estados Unidos y otros lugares, a menudo en contextos muy alejados de los primeros trabajos de Husserl.18
Aunque la fenomenología no es un movimiento unitario, todos los fenomenólogos comparten la búsqueda de un conocimiento que apela exclusivamente a la experiencia evidente, carente de hipotetización y modelos conceptuales del mundo. Esto se ve reflejado en el lema «¡A las cosas mismas!», donde por «cosas» se entienden los objetos mentales.19
Algunos fenomenólogos influyentes fueron Edmund Husserl, Martin Heidegger, Maurice Merleau-Ponty y Max Scheler.Pragmatismo[editar]
El pragmatismo es una tradición filosófica centrada en la vinculación de la práctica y la teoría. Describe un proceso en el que la teoría se extrae de la práctica y se aplica de nuevo a la práctica para formar lo que se denomina práctica inteligente. Posiciones importantes características del pragmatismo incluyen el instrumentalismo, el empirismo radical, el verificacionismo, la relatividad conceptual y el falibilismo. Existe un consenso general entre los pragmatistas de que la filosofía debe tener en cuenta los métodos y los conocimientos de la ciencia moderna.20
La piedra angular del pragmatismo es la redención de la idea de verdad (y otras nociones como el bien y la belleza) en la filosofía post-kantiana. Aunque según los pragmatistas el conocimiento objetivo podría ser imposible, se puede redefinir la verdad como aquello que funciona desde nuestra limitada forma de experimentar la realidad.2122
El pragmatismo fue creado en los Estados Unidos a finales del siglo XIX.23 Charles Sanders Peirce (y su máxima pragmática) merece la mayor parte del crédito por el pragmatismo,24 junto con William James y John Dewey, contribuidores de finales del siglo XIX.20
Pierce describió el pensamiento de la escuela con la siguiente máxima pragmática: «Considera los efectos prácticos de los objetos de tu concepción. Luego, tu concepción de esos efectos es la totalidad de tu concepción del objeto».Filosofía analítica[editar]
La filosofía analítica es una rama de la filosofía desarrollada a principios del siglo XX a partir de las obras de Bertrand Russell, George Edward Moore, Gottlob Frege, varios miembros del Círculo de Viena y Ludwig Wittgenstein, entre otros. Por extensión, la filosofía analítica también se refiere al desarrollo filosófico posterior influenciado por estos autores,25 y que prevalece con particular hegemonía dentro de la esfera académica anglosajona (sobre todo en Estados Unidos,26 Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) y los países escandinavos, donde la gran mayoría de los departamentos universitarios de filosofía se identifican como departamentos «analíticos».27 El término generalmente se refiere a una amplia tradición filosófica.2829
La filosofía analítica se desarrolló principalmente en el mundo anglosajón y debe su nombre al énfasis que al principio puso en el análisis del lenguaje por medio de la lógica formal.30 En la segunda mitad del siglo, sin embargo, la filosofía analítica se dejó de centrar sólo en el lenguaje, y la unidad de la tradición recayó en la exigencia de claridad, en el rigor de la argumentación lógica y la justificación misma de lo que se plantea, en la atención a los detalles, el respecto a las ciencias naturales,313233 y la desconfianza hacia los grandes sistemas filosóficos.30
Muchos filósofos e historiadores han intentado definir o describir la filosofía analítica. Estas definiciones a menudo incluyen un énfasis en el análisis conceptual: A.P. Martinich hace una analogía entre el interés de la filosofía analítica en el análisis conceptual y la química analítica, la cual analiza composiciones químicas.34 Steven D. Hales describió la filosofía analítica como uno de tres tipos de método filosófico practicado en occidente: "en un orden aproximadamente inverso por su número de practicantes, la fenomenología, la filosofía ideológica y la filosofía analítica".35
Scott Soames está de acuerdo respecto a que la claridad es importante: la filosofía analítica, dice, tiene "un compromiso implícito—aunque vacilante e imperfecto—con ideales de claridad, rigor y argumentación" y que "apunta a la verdad y el conocimiento, y no a la mejora moral o espiritual [...] el objetivo en filosofía analítica es descubrir qué es cierto, no proporcionar una receta útil para saber cómo vivir". Soames también menciona que la filosofía analítica está caracterizada por "una aproximación más paulatina. Hay, pienso, una presunción extendida dentro de la tradición de que es a menudo posible hacer progreso filosófico investigando de forma intensiva una gama pequeña y circunscrita de asuntos filosóficos, mientras que dejamos en espera cuestiones más amplias y sistemáticas".36
Aunque difícil de determinar con exactitud,3738 a grandes rasgos la filosofía analítica es una forma de aproximarse a los problemas filosóficos caracterizada principalmente por:
- Un especial interés en el estudio del lenguaje y el análisis lógico de los conceptos, considerando tanto la lógica formal, como el lenguaje ordinario. Este rasgo se encuentra prácticamente en todas las obras más representativas de la Filosofía Analítica desde sus orígenes, como en Principia Mathematica (1910-1913) de Russell y Whitehead, o como en el Tractatus Logico-Philosophicus (1921) de Wittgenstein.
- Una posición más bien escéptica respecto de la tradición metafísica. Esta característica encontró su punto más álgido en el neopositivismo del Círculo de Viena de Otto Neurath y Rudolf Carnap, quienes llegaron a adoptar la posición fuerte de que los enunciados metafísicos carecen de sentido, una vez sometidos al análisis lógico.39
- Una conexión con la tradición empirista, tanto en espíritu, estilo, foco y análisis filosófico (ver Empirismo lógico).
- Una autoproclamada afinidad con la investigación científica. En particular, con los conceptos de la física como paradigma de comprensión de lo real. Esta cualidad encuentra su lugar más evidente en el Fisicalismo, pero es un rasgo muy difundido dentro de la tradición analítica.
- Una contraposición respecto a otras tradiciones filosóficas. Principalmente en relación a la llamada Filosofía Continental, aunque también a las diferentes formas de Filosofía Oriental.
En la actualidad, junto con la Filosofía del lenguaje de los inicios, se han añadido nuevos temas dentro de la Filosofía Analítica, como la Filosofía de la Mente, la Filosofía de las ciencias, la Filosofía de las Matemáticas, la Epistemología y la Metafísica. Esto ha enriquecido enormemente la tradición analítica iniciada a principios del siglo pasado, pero también ha desdibujado los principios y límites característicos de esta corriente filosófica, razón por la cual resulta muy polémico intentar trazar una definición precisa del término en el presente.
Algunos pensadores tempranos que se asocian a la tradición analítica son Gottlob Frege, G. E. Moore, Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein, Karl Popper, Isaiah Berlin y los integrantes del Círculo de Viena, y más adelante Willard van Orman Quine, Saul Kripke, John Searle y Donald Davidson, entre muchos otros.Ramas
Metafísica
La tradición moderna divide la metafísica en: metafísica general u ontología —ciencia del ente en tanto ente— y metafísica especial, que se divide en tres ramas:
- Filosofía de la naturaleza, también llamada cosmología racional o simplemente cosmología
- Filosofía del hombre, también llamada psicología metafísica, psicología filosófica, psicología racional, antropología metafísica o antropología filosófica
- Teología natural, también llamada teodicea o teología racional
Esta clasificación, que fue propuesta entre otros por Christian Wolff, ha sido posteriormente discutida, pero sigue siendo considerada canónica.40
El idealismo trascendental de Kant significó un «giro copernicano» para la metafísica. Su posición frente a la metafísica es paradigmática. Le atribuye ser un discurso de «palabras huecas» sin contenido real, la acusa de representar las «alucinaciones de un vidente», pero por otra parte recoge de ella la exigencia de universalidad. Kant se propuso fundamentar una metafísica «que se pueda presentar como ciencia». Para ello examinó primero la posibilidad misma de la metafísica. Para Kant las cuestiones últimas y las estructuras generales de la realidad están ligadas a la pregunta por el sujeto. A partir de este presupuesto dedujo que hay que estudiar y juzgar aquello que puede ser conocido por nosotros. A través de su criticismo se diferenció explícitamente de las posiciones filosóficas que tienen como objeto la pregunta sobre qué es el conocimiento. Se alejó así de las tendencias filosóficas imperantes, tales como el empirismo, el racionalismo y el escepticismo. También a través del criticismo marcó distancia del dogmatismo de la metafísica que -según Kant- se había convertido en una serie de afirmaciones sobre temas que van más allá de la experiencia humana. Intentó entonces llevar a cabo un análisis detallado de la facultad humana de conocer, es decir, un examen crítico de la razón pura, de la razón desvinculada de lo sensible (Crítica de la razón pura, 1781-1787). Para ello es decisivo el presupuesto epistemológico de Kant de que al ser humano la realidad no se le presenta tal como es realmente (en sí), sino tal como se le aparece debido a la estructura específica de su facultad de conocimiento. Como el conocimiento científico también depende siempre de la experiencia, el hombre no puede emitir juicios sobre cosas que no están dadas por las sensaciones (tales como «Dios», «alma», «universo», «todo», etc.) Por ello Kant dedujo que la metafísica tradicional no es posible, porque el ser humano no dispone de la facultad de formar un concepto basándose en la experiencia sensible de lo espiritual, que es la única que permitiría la verificación de las hipótesis metafísicas. Como el pensar no dispone de ningún conocimiento de la realidad en este aspecto, estos asuntos siempre permanecerán en el ámbito de lo especulativo-constructivo. Entonces, por principio, no es posible según Kant decidir racionalmente sobre preguntas centrales tales como si Dios existe, si la voluntad es libre o si el alma es inmortal. Las matemáticas y la física pueden formular juicios sintéticos a priori y, por ello, alcanzar un conocimiento universal y necesario, un conocimiento científico.
Del idealismo trascendental de Kant surge el idealismo alemán —representado sobre todo por Fichte, Schelling y Hegel— que considera a la realidad como un acontecimiento espiritual en el que el ser real es superado, siendo integrado en el ser ideal. El idealismo alemán recoge el giro trascendental de Kant, es decir que, en vez de entender la metafísica como la búsqueda de la obtención del conocimiento objetivo, se ocupa de las condiciones subjetivas de posibilidad de tal conocimiento. Así, se plantea hasta qué punto el ser humano puede llegar a reconocer estas evidencias. Sin embargo, rechaza que el conocimiento se limite a la experiencia posible y a los meros fenómenos, y propone una superación de esta posición, volviendo a postulados metafísicos que puedan reclamar validez universal: «conocimiento absoluto» como se decía desde Fichte hasta Hegel. Si aceptamos que los contenidos del conocimiento sólo valen en relación con el sujeto —como suponía Kant— y consideramos que esta perspectiva es absoluta, es decir, es la perspectiva de un sujeto absoluto, entonces el conocimiento válido para este sujeto absoluto también tiene validez absoluta. A partir de este planteamiento el idealismo alemán considera que puede superar la contradicción empírica entre sujeto y objeto, para poder captar lo absoluto.
Hegel sostiene que de una identidad pura y absoluta no puede surgir o entenderse una diferencia (esa identidad sería como «la noche, en la que todas las vacas son negras»): no explicaría la realidad en toda su diversidad. Por eso «la identidad de lo absoluto» debe entenderse como que está desde su origen ya que contiene en sí la posibilidad y la necesidad de una diferenciación. Esto implica que lo absoluto se realiza en su identidad por el plasmado y la superación de momentos no idénticos, esto es, la identidad dialéctica. A partir de este planteamiento Hegel desarrolla la Ciencia de la lógica considerado, tal vez, como el último gran sistema de la metafísica occidental.
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