LA NATURALEZA

lunes, 13 de enero de 2014

Dependemos de la naturaleza no solo para nuestra supervivencia física.También necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la prisión de nuestras mentes.
Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas, hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales todavía saben, nos hemos olvidado de ser; de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde esta la vida: aquí  y ahora.
Cuando dirigimos la atención hacia algo que ha venido a la existencia sin la intervención humana, salimos de la prisión del pensamiento conceptual y, en cierta medida, participamos del estado de conexión con el ser en el que todavía existe todo lo natural, llevar nuestra atención a una piedra, a un árbol o a un animal no significa pensar en ellos, sino simplemente percibirlos, darnos cuenta de ellos, entonces se nos trasmite algo de su esencia, podemos sentir lo aquietado que esta y, sintiéndolo surge en nosotros esa misma quietud.
 Sentimos lo profundamente que descansa en el ser, completamente unificado con lo que es y con donde esta, al darnos cuenta de ello, nosotros también entramos en un lugar de profundo reposo dentro de nosotros mismos.

Cuando caminamos o descansamos en la naturaleza, honramos ese reino permaneciendo allí plenamente serenos, mirando y escuchando, observando como cada planta y animal son completamente ellos mismos, que ha diferencia con los humanos, no están divididos en dos, no viven a través de las imágenes mentales de si mismos, y por eso no tienen que preocuparse de proteger y potenciar esas imágenes.
El ciervo es el mismo, el narciso es el mismo, todas las cosas naturales, ademas de estar unificadas consigo mismo, están unificadas con la totalidad. no se han apartado del entramado de la totalidad reclamando una existencia separada; "YO" y el resto del universo.
La contemplación de la naturaleza puede liberarnos del "YO", el gran generador de conflictos.